domingo, 7 de abril de 2013

CUATRO DIAS Y TRES NOCHES

               Miedo: esa palabra cuyo  significado no conoces hasta que tienes un hijo.

               Bueno, eso es una exageración, fruto de mi momento sensible...es que mi niña, mi bebé de nueve años,  se va de excursión... ¡¡CUATRO DÍAS Y TRES NOCHES!!. Suena a secuela de "9 semanas y media", pero es una historia de terror...No exagero: se la llevan a la sierra, a un cortijo rural con sus compañeros de clase, a pasar cuatro días de campo, con todas las comodidades, y con un plan de actividades que ya quisiera Disney. ¡A ver si no es para estar como estoy! Histérica perdía, pero  sin que se me note...

                Lo de ser mamá es, aparte de cansado, divertido, entrañable, gratificante, la mayor tarea que alguien se puede autoimponer. No es, desde luego, imprescindible para ser feliz, pero sí que supone una parte inmensa de la felicidad mía.  Lástima que, igual que el amor te vuelve  egoísta, la maternidad aterroriza. No te hace cobarde, al contrario. Eres capaz de hacerle frente a un tsunami, tres zombies, una jauría de perros rabiosos y dos  legislaturas de Rajoy..., con tal de mantener a salvo a tu cachorro. Pero una avispa que pueda picarle te parece un dinosaurio T- Rex. 

              Escribo ésto porque me iba a poner a organizarle el equipaje. Tengo dos listas: lo que aconseja el cole, y lo que yo pienso que debe llevar.... y no concuerdan...La mía tiene tres folios más. 

              De repente, me he visto a mí misma, abochornando a mi niña ante sus compañeros, con tres maletas y un macuto, con todo lo "indispensable" para "sobrevivir" cuatro días...¡o cuatro meses!...y he decidido reflexionar. Igual no necesite el mono para esquiar, por si nieva,  ni cinco bañadores, por si hacen juegos de agua. Tampoco el pijama de una talla más grande, por si da un estirón en estos días...

             En fin... no suele angustiarme la maternidad, pero las primeras veces son difíciles, y no escuchar la voz de mi princesa en cuatro días, va a ser duro. No saber si su cama es cómoda, o si le gusta la comida, o si se tuerce un pie, o se seca bien el pelo. Ni siquiera se quiere llevar algún peluche. Ya sufrí su primer día de guarde, su primera fiebre, su primer teatro, los patines, el primer examen, su primera operación...Supongo que cuando tenga 40 años(ella) será mas fácil...Pero me temo que esta semana tendré que darme de baja. A ver qué trola le cuento al jefe...

            Por cierto, voy a buscarle otros diez pares de calcetines, no sea que tenga que cambiarse...

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