lunes, 21 de octubre de 2013

ADIOS A ÁNGEL.

             Anoche se nos fue al cielo un Ángel. El juego de palabras es demasiado simple, pero su madre no pudo tener más acierto al bautizarlo.

            Ángel era el padre de la que fue mi mejor amiga, en esa edad en que las amigas lo son para siempre. Y una de esas personas que, sin ser nada tuyo, se te quedan dentro. 

            Hace mucho que no lo veía, porque la vida tiene esas cosas, y esos  peros... Le recuerdo de siempre como un hombre mayor, que sonreía como los niños, con los ojos. Y sonreía casi siempre. En aquella casa,  abierta  a los amigos de sus hijos, porque nos quería alrededor, que era tenerlos cerca a ellos. Tendría sus malos días, como todos. Pero yo no coincidí  con ninguno.

           El amor y la dedicación con su familia, la complicidad con que los trataba, los revestía de un matiz diferente, que te  hacía quererlos, sin más.

           Lo que recuerdo con más sentimiento, es su adoración por su mujer. Le llevaba unos años, pero la sonrisa de ambos al mirarse, borraba la diferencia del calendario. La misma carita que tienen los dos en la última foto que les conozco, celebrando los 90 de Ángel, cogidos de  la mano, plantándole cara a la vida.

           Todos somos buenos cuando nos vamos, pero hoy se me escapó la lágrima al saber de su muerte. Un hombre bueno, que sonreía como los niños,  y que, sin ser nada mío, se me quedó un cachito dentro.

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