lunes, 21 de octubre de 2013

ADIOS PAROT

                Hoy es, de nuevo, día de indignación. Nuestra pertenencia a Europa, que defiendo a ultranza, nos trae una consecuencia ingrata.  De hecho, ya he leído opiniones  acusando al Tribunal de Estrasburgo de meterse donde no le llaman, sin pensar que ha sido nuestro Gobierno el que le ha solicitado amparo, para derogar una resolución previa. 

                Mi pena de hoy, no es por la derogación de la doctrina Parot, sino por la inminente puesta en libertad de Inés del Río Prada, una asesina sin escrúpulos que, siendo condenada a más de 3000 años de cárcel, tiene derecho a su libertad habiendo cumplido sólo 26. Ella, y decenas de indeseables, de igual o peor calaña. Esto es lo  inadmisible, lo que trepana la memoria de las víctimas y el dolor de sus familias. Pero no es culpa de Estrasburgo.

                La doctrina Parot y la posterior ley del 2003 sobre el cumplimiento integro de las condenas, nos fueron útiles para  mantener encarcelados  durante más tiempo a terroristas y condenados por crímenes especialmente rechazados por la sociedad, como el de las niñas de Alcasser. Pero no podemos aplicar de forma retroactiva, una ley  restrictiva  en cuanto a los beneficios de los condenados, por mucho que nos satisfaga como sociedad. Porque la Convención de Derechos  Humanos contempla la irretroactividad de las leyes penales desfavorables. Es decir, si una ley endurece la condena,no se puede aplicar retroactivamente. Del mismo modo que no podemos devolver la vida a los  fallecidos por una enfermedad, cuando descubrimos el fármaco que la cura.

                Lo que una  legislación madura debiera haber  contemplado, era un código penal consecuente con el sentir del pueblo. Pero no éramos maduros.

                Mil veces he dicho que prefiero a un culpable en la calle que a un  inocente encarcelado, pero también pienso que no es lo mismo robar coches que violar niños, ni un fraude a Hacienda lo mismo que matar a un Policía. 

                 No creo en la pena de muerte, y me resisto a sentir que hay casos en los que entendería la perpetua, pero también siento que no se pueden aplicar los beneficios  penitenciarios por igual al que roba gallinas, que al que roba vidas. Ambos tienen derecho a la reinserción, pero no se les puede aliviar  el castigo con la misma facilidad.

                 Por todo ello pienso que la  doctrina Parot, si bien fue un instrumento útil en su momento, ha sido un error, por haberse quedado en eso, en una sentencia jurisprudente, que  dio lugar a una ley de aplicación selectiva de beneficios penitenciarios, que se quedó corta.

                 Es más, hemos sido tan torpes, que hemos esperado a que se derogara justo cuando el peligroso cerebro de Gallardón maquina una reforma de la ley Penal, con lo cual, a su mayoría silenciosa, y a muchos de los de enfrente, les va a parecer que la cadena perpetua encubierta con que pretende sodomizarnos,es un tierno regalo de San Valentín. Y no es de recibo legislar en caliente.

                 Estrasburgo nos ha tirado de las orejas por  aplicar una ley  arbitrariamente, en nuestro beneficio,  y nos  fastidia. Como si dejamos que nuestro hijo de 17 coja el coche para hacernos la compra, y le multan. La otra consecuencia, la que nos degrada como sociedad justa, el la puesta en libertad de las alimañas, cuando aún late el dolor por sus víctimas. La rabia en el  sentir de sus familiares, volverá a matar a las víctimas. 

                 A ver si espabilamos...


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