jueves, 5 de diciembre de 2013

FUNCIONARIO DE HACIENDA

              Estimados inspectores y funcionarios de Hacienda:

            Hasta hace pocas fechas, vienen siendo ustedes para la mayor parte de la población, entre los que me incluyo, algo así como los malos de la película, los aguafiestas, la inquisición monetaria. 

            Son ustedes esos señores grises, con cara de malos, estreñidos, que se lanzan sobre  nuestra  declaración de Hacienda buscando el fallo, utilizando argucias para hacernos pagar de más...(de más...?)

           Los verdugos modernos de la sociedad, con un afán recaudatorio como religión, y cuyo mayor disfrute es pedirnos otro formulario incumplimentable. Otro más.

            Esta denostada imagen suya, es fruto de varias circunstancias. La fundamental es que a los españolitos de a pie,  no nos gusta pagar impuestos. No está en nuestro genoma. No hemos interiorizado lo de que "Hacienda somos todos". De hecho, hacer la declaración se convierte en un reto, un sudoku  que se resuelve encontrando la forma de pagar menos, el truco para escaquearse. Y felicitamos al que lo consigue. Tan absurdo como sacar monedas a escondidas de nuestra propia hucha. 

          Tampoco ayudan las pelis de Disney, en las que los recaudadores son siempre  tipos tétricos o desalmados, que se solazan en el sufrimiento del hambriento. Ni el superéxito  que Pepe da Rosa dedicó a Boyer, entonces Ministro de Hacienda...

            Pero el tiempo y las crisis ponen a la gente en su lugar, y disipan dudas sobre los valores. Por eso ésta oleada de  mezquindades y miserias públicas, ladrones de guante blanco, cuyo delito es más hiriente porque roban de lo público, de lo de todos, de nuestras garantías. Nos roban el acceso a los derechos, esquilmando los medios con los que deberían sufragarse. 

          (Quiero hacer aquí un inciso, porque los de izquierdas estamos indignados, que no sorprendidos, por la zafiedad con que la derecha autoindulta a sus corruptos, atentando incluso contra estamentos sagrados, como el Poder Judicial, intentando manipular sus hilos. Da asco, por supuesto. Pero más me hieren los abusos y los robos de la izquierda. Se suponen que trabajan por nosotros con convencimiento de ideales, por vocación igualitaria.)

          No obstante,  también afloran posiciones limpias, como la Marea Verde en defensa de la  Educación Pública, la Marea Blanca en defensa de la Sanidad Pública, y la ejemplar marea de dimisiones de los funcionarios de Hacienda,  que anteponen su conciencia a su puesto de trabajo.


          Desde este humilde podio, les rindo homenaje, en mi nombre y en el de muchos, por el ejemplo dado.  Por hacernos ver que no todo el monte es orégano.

          Su cadena de dimisiones es una lección de responsabilidad y de honradez. Dimitir en los tiempos que corren, tirar por la borda una carrera profesional,  anteponiendo sus principios y su responsabilidad con el ciudadano, es una gesta épica en este momento. Es una pena que la honradez sea noticia, pero es lo que nos toca. Ustedes nos han regalado motivos para hablar bien de alguien, que no es moco de pavo. 

          Si estuviésemos a su altura, tendríamos algo así como un premio Príncipe de Asturias  al valor social, o al ciudadano ejemplar, con el que agradecerles. Aunque pensándolo bien, un reconocimiento que provenga de la Familia Real, a día de hoy, tampoco está a la altura de ustedes.

          Sin más, reciban el aplauso de esta ciudadana contribuyente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario