sábado, 28 de diciembre de 2024

LÁGRIMAS SECAS

             

            Llorar sin lágrimas es una trampa, una argucia del cuerpo. Te engañas pensando que duele menos si no las derramas, pero se evaporan, se convierten en aire, y te vacías de las canalladas de la vida en forma de suspiros almacenados en el mediastino, mucho más discretos, inesperados, casi desapercibidos para los demás, que se escapan imprudentes violentando tu supuesta paz. Recordándote que están ahí, que no los puedes apartar con un pañuelo.

            Pero el aire seca las entrañas tanto como el exceso de lágrimas y el cuerpo se vuelve traidor a los sentimientos, al mismo tiempo que cómplice de nuestra huida. Los suspiros son lágrimas secas.

sábado, 23 de noviembre de 2024

MI PÉRDIDA DE PESO

           

             Afortunadamente nunca tuve que preocuparme por mi peso. Tengo un buen metabolismo  y la suerte de poder alimentarme bien. Pero hace 21 años estaba gordita. Barrigona, más que nada. Los nueve meses previos fueron fantásticos, la vida me sonreía y todo era de color, como cantaba la Lole, y se ve que la felicidad se me fue acumulando en la barriga. Al final incluso se movía y daba patadas, como pidiendo pista para salir al mundo a mejorarlo.


            Dada la situación, acudimos al hospital. Mi entonces marido también había puesto peso, y aunque él lo tenía más repartido y sin patadas, pensamos que debía ser lo mismo, algo que nos habríamos contagiado, probablemente haciendo el amor, porque ni a los familiares cercanos les pasaba  nada similar que hiciera sospechar de trasmisión aérea o alimentaria.

            En el hospital se portaron genial. Me pusieron una inyección en la espalda por si me dolía, y en unas horas me hicieron perder 8 kilos. A la larga sale caro, pero es la mejor forma de adelgazar rápidamente que conozco. Sales de hospital agotada pero radiante, con unas ganas de vivir superlativas, diferentes a todo lo anterior, y las emociones a flor de piel, aunque empiezas a ver el mundo más peligroso.

            De los 8 kilos que me sacaron, me dejaron llevarme 3,350 kg en forma de niña, preparada de forma exquisita, tanto que se parecía también a mi marido, para que no se sintiera mal porque a él no podían aplicarle el mismo tratamiento. Todavía la tenemos en casa. Ha crecido, y ya pesa casi lo mismo que yo, aunque más alta y mejor repartida. Y sigue siendo la felicidad que mejora nuestro mundo.

           Feliz cumpleaños, cariño. Besos de Papá, de mi otra pérdida de peso, y míos.

            

sábado, 2 de noviembre de 2024

YA NO ESTAMOS

             

            Por fin estaba dentro. Me gusta que él decida cuándo, porque yo siempre me precipitaría. Tuve amantes con otras dotes, pero ninguno maneja mis tiempos como él. No necesitaría esperar, porque si se acerca lo suficiente como para despertar sospechas, se abren las puertas del bendito infierno...pero espera.

            Desde el principio nos tuvimos ganas. Ese tipo de atracción innegable, que te provoca una sensación extraña en los dedos, como preparándose  para tocarle cada vez que lo ves. La respuesta del cuerpo al deseo  es abrumadora: se dilatan las pupilas para verlo  todo, el olfato detecta matices que no tiene nadie más, la boca paladea de antemano el sabor que ya conoces, y la piel, toda, se pone en alerta y parece cobrar vida propia esperando que la calme el calor de la suya.

            Lo que parecía, me parecía, que pudiera ser una historia grande, un amor con todas sus letras, se ha quedado en una amistad incompleta y una serie de cuentos eróticos más que dignos de contar, aplastados por las losas de la vida, y los secretos de cada cual. Algo sin futuro, porque en estas historias siempre sale alguien perdiendo. Y ya no estamos para eso.

            Desde que empezamos a escondernos en público se especializó en meter sus manos por dentro de mi ropa sin que nadie lo vea, en cualquier tipo de  reunión, razón por la que a veces me sorprendo  comprobando dónde ponen las manos los demás. O los pies. Una rodilla más cerca de lo habitual, una mano en la cintura, o un beso furtivo en el hombro bastan para declarar las intenciones. Le siguen una coreografía imposible de  caricias invisibles, miradas demasiado obvias y conversaciones cifradas, una salida  más o menos simultanea y un camino a mi casa lleno de preliminares y achuchones adolescentes por las esquinas. Los abrazos impacientes y los besos plenos al llegar, desnudarnos  con o sin prisa, sus labios en mi cuello y sus manos en los míos...ya estaba dentro.

           
             Fue, probablemente, la última vez, porque ya no estamos para eso.

viernes, 1 de noviembre de 2024

TAITANTOS Y TAITANTAS

          Cada vez me gusta más conocer a gente de mi edad, ese rango entre  los cuarentaymuchos y los cincuentaypocos. No me pareció nunca una edad atractiva, por lo que conlleva de final oficial, que no  oficioso de la juventud, hasta que la alcancé, y claro, ya no me parece tan chunga, porque soy más de oficioso que de oficial. 

            Cuesta hablar de ello sin tapujos, y es imposible hacerlo sin prejuicios. A nadie le gusta envejecer, aunque disfrutemos de cumplir años, pero somos entes biológicos con  obsolescencia programada, y a partir de aquí es cuando empezamos a notar los fallos en los fusibles, condensadores, bujías...hubiera podido decir hardware, microchip o sistema operativo, pero es que tengo 53...

            El caso es que hasta entonces, la vida se nos va en crecer, aprender, estudiar/trabajar, establecer relaciones, colocarte en el mundo, formar una familia de cualquier tipo, o no,  enterándonos de lo que es la existencia y su devenir, estableciendo un plan, e intentando seguirlo. Cuando  mejor o peor, hemos llegado al objetivo, y nos hemos situado, empieza el deterioro, porque la biología es puñeteramente eficiente: nos trata bien mientras seamos útiles para perpetuar la especie. Por eso a los hombres se os empieza a notar un poco más tarde...aunque luego pegáis el acelerón y nos adelantáis. Y duráis menos. No es crueldad ni jactancia, es estadística y observación del medio...

            Llegados a este punto, entramos en crisis. Todos. Porque la definición de crisis es  cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que son apreciados. Y ahí entramos todos: la artrosis, las arrugas, los cambios hormonales, metabólicos, las canas, la alopecia, la presbicia, la sordera, las escaleras subjetivamente más largas....son cambios profundos con consecuencia importantes, en el proceso de cumplir años , y la manera de apreciarlos cambia mucho cuando ya no le pasa sólo a los demás.

            Pues lo interesante de conocer gente de esta edad, es la inmensa paleta de colores que formamos, con muchas variaciones y matices interpersonales, que al final se agrupan en unos cuantos colores básicos, según su forma de resolver la crisis. Obviamente no voy de socióloga ni nada por el estilo, pero desde que me interesa el tema, observo  ciertas similitudes y patrones, incluso entre personas que no tienen nada en común y el único nexo son los cambios. Tu vida cambia, o te la cambian, o la cambias. Cuando crees que tienes las respuestas, te cambian las preguntas.

            Dura varios años, vaya por delante, que no es el estirón de la adolescencia.

            La mía me pilló con cuarenta y tantos y empecé a resolverla con un divorcio. Obviamente, la crisis no te hace divorciarte, pero si coincide con que tu matrimonio ya no tiene nada que ver con lo que quieres de ahora en adelante... eliges salir de la situación, como hice yo, o cambias la manera de apreciarlo, es decir, redefines tu relación, renunciando a parte de tu plan. A muchos les funciona, pero a mí no. Desde entonces mis prioridades han cambiado, hago cosas  que nunca hacía y escucho a mis ganas, pero no por experimentar, como haces de joven, sino para regalarme el gusto de hacer lo que prefiero. Obviamente, dentro de mis posibilidades, con mayor o menor éxito, metiendo la pata varias veces y lidiando con el espejo, las articulaciones, la menopausia  y sus prejuicios sociales. Mi concepto de la diversión, el placer, el amor, el sexo, la amistad, el trabajo, el dinero, las necesidades reales y mis valores, han cambiado bastante, y mis intensidades se focalizan de forma diferente. De regalo, tengo mejor percepción de los momentos buenos.

            He conocido personas que se hunden en sus miserias, porque de repente las descubren, o las exageran desde el prisma del desgaste, y son incapaces de asumirlas. Casi muertos en vida, o protoancianos desagradables. Otros deciden apurar, quemar los últimos cartuchos y atiborrarse  de los placeres arquetipados (sexo, fiestas, deportes de riesgo, triatlones, cirugía plástica, lujos), sea cual sea el precio a pagar o las consecuencias. También hay quien se conforma, que asume que es inevitable, que no se puede cambiar el plan establecido, o pactado con tu compañero de vida, aunque éste también haya cambiado, y se aferra a sus creencias vitales, para no salir de la  zona de confort, que tampoco está tan mal...Unos pierden la cabeza, arruinando su vida, y otros pierden sus sueños y sus ganas, por no arriesgar un nido que se vuele espinoso. También conozco muchos casos que fluyen, que dejan que sea la vida la que tome las decisiones sin que se les hunda el barco, ni siquiera les entre agua, y siguen flotando a favor de la corriente. 

            Sea cual sea el tipo de crisis y la forma de gestionarla, esta etapa genera personas 
cambiantes, con un pasado cierto, un presente dinámico y un futuro impredecible, que se asemejan a libros por leer, a museos por explorar. 

             Y a mí me ha dado por  visitar museos y escribir o leer en los cafés, para seguir conociendo. Te.

jueves, 31 de octubre de 2024

MI ANALGÉSICO

           El peor dolor del mundo lo sentí hace 17 años, fruto de mi escasa tolerancia al mismo, y las prisas por nacer de mi niño, que quería comerse el mundo y no esperó a que me hiciera efecto la epidural. La analgesia más efectiva que conozco fue sentirlo sobre mi pecho, verlo, oírlo, besarlo. Ninguna droga mejora eso.

            Hoy celebramos su vida y su valor.

            Presumo de buen hijo, inteligente, sensato, amable, que está descubriendo las realidades del mundo, formando su concepto del mismo y de su  puesto en él, sus apetitos, sus querencias, vocaciones y aficiones. Y me gusta todo lo que elige, y eso me desborda de orgullo.

            Hay quien, al hablar de sus hijos cuando crecen, añoran con nostalgia la infancia, conforme van cumpliendo años. Yo no. Yo recuerdo cada etapa con amor infinito, pero disfruto cada momento de su vida con la misma ternura. Tuve un bebé pelón, achuchable, con muslitos de los que enamoran a las abuelas y unos ojazos con pestañas enormes. Un niño risueño, sin-vergüenza para expresar su cariño, su sentido del humor y su curiosidad, valiente ante las adversidades que a todos nos suceden. Un adolescente encajonado por la pandemia y sus monstruos, los comunes y los propios. Ahora tengo un casi hombre adulto que me saca cabeza y pico cuando me abraza, que me da  la mano por la calle y gusta de pasar tiempo con sus padres. Y conserva para mí el mismo poder analgésico del primer día.

            Hoy sopla las velas lejos, donde su querencia, pero el abrazo que nos dimos esta mañana me va a durar en la sonrisa hasta que vuelva, en unos días, y cada alegría que me cuente entonces, me dará años de vida.

            El placer que sentimos los padres con la felicidad de los hijos es la compensación que nos permite dejar que se alejen sin  destrozarnos por dentro. Y yo hoy lo siento así.

           
            Feliz cumpleaños, cariño. Sigue dándome años de vida.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

LA LUNA

          Hoy está la luna para verla contigo desde Granada, porque parece que se ha vestido para que Lorca la mire, y la escriba como sólo él sabía. Sabe.

          Ojalá me mirases.

         ¿Recuerdas una luna parecida de vuelta de la  cena de mi cumpleaños? ¿ Y la de la playa en Taormina?¿Recuerdas las lunas que no vimos porque había que cerrar las cortinas  para ocultar  los cuerpos abiertos, los besos, los amores...? Claro que no. Nunca fueron. Nunca fuimos. 

         Ojalá te hubieras visto desde mis ojos, cuando encontraba la complacencia de tu mirada  al desnudarme, al escucharte, acariciando tus talentos para presumirlos frente al espejo, único testigo permitido. Quizás debimos esperar una luna llena para escaparnos a la tierra nunca prometida, a la vida de otros.

         Pero todo fue un sueño mío. Vives en el cuerpo del hombre que quiero: alegre, cariñoso, sincero, solícito a la par que complaciente. Gusta de la vida, y sus placeres, y los comparte conmigo,  los vive conmigo aunque no esté cerca. No tengo la menor duda de que me piensa tanto como  lo pienso y que imagina un mañana y miles más a mi lado. Soy su risa y su ilusión. Soy su certeza, su refugio y la llave de sus verdades. Soy sus ganas. De todo. Pero no eres él. Solo vistes su cuerpo y su sonrisa.

         Hoy está la luna para conjuros, para quemar mi adorado trampantojo, para quererme como él me quiere, y que el eclipse se lleve lo que no fue. Porque vives tu vida acotada en el cuerpo de otro hombre, el mío, que no sabe de cunetas ni miedos, ni se queda en el desierto.

         Ojalá fuera San Juan, y quemar todo menos los libros.


domingo, 15 de septiembre de 2024

INSIGNIFICANCIAS




Nunca un te quiero.
Nunca un cariño.

Sólo abrazos y besos, 
suspiros y miradas que los demás no ven. Atracones de piel a escondidas.

Jamás un te quiero.
Jamás un amor.

Pero risas, caricias y cafés a cientos. Y mentiras, porque ocultar los afectos y la vida es mentir.

Nunca un te quiero para la Otra.
Jamás  lo mismo con Ella.

martes, 3 de septiembre de 2024

A TIEMPO

          Ser padre te aporta, entre otras luces y sombras, una dosis extra de realidad, esa que te dan la responsabilidad de por vida respecto a ese humanito, y la certeza del amor puro por él. 

          Te desarrollas de forma diferente desde que respiran, personal y socialmente. Adquieres, si la sabes ver, la capacidad de discernir entre el bien y el mal, propio y ajeno, y la importancia real del tiempo, de los afectos, del amor, de la amistad y de las decisiones. Porque ahora, tu hijo es tu follower.

          Desde que tienen uso de razón, no les influye lo que les cuentas, sino lo que haces, y si son listos, evitarán tomar las decisiones que vieron que a ti no te hicieron feliz. 

          Yo, que no puedo  dejarles bienes materiales a menos que  me toque el premio gordo de algo, trato de  que aprendan que la vida es una y corta, y que todos cometemos errores,  y por eso deben elegir con cuidado el lugar donde vivir, el trabajo que les mantenga, el sitio de su recreo, y la persona a su lado que les enamore y les haga sonreír la mayor parte del tiempo. Y que sean libres de cambiarlos si se les seca la sonrisa. La única premisa al respecto es evitar el dolo en sus intenciones, porque todos erramos y hacemos daño, pero el dolo es imperdonable.

           Yo me di cuenta a tiempo,  gracias al amor a mis hijos, y si consigo que lo entiendan antes que yo, mi legado será culpable de las sonrisas que arruguen mi cara.



domingo, 25 de agosto de 2024

DE LA EDAD MEDIA

            Hoy me han preguntado cuántos años hay que llevar divorciada para considerarse soltera. Me ha dado que pensar. 

            Yo me sentí soltera la primera vez que dormí sin mis hijos, fuera de la casa familiar donde hacemos los turnos de custodia compartida. Pero porque  el duelo de mi divorcio ya lo llevaba hecho. Cuando nos separamos hacía tiempo que la relación estaba rota, pero había una especie de barrera mental, algo relacionado con la maternidad, más que con la pareja. Viviendo con mis hijos, no podía sentirme soltera del todo, porque son el vínculo que me unía con su padre. Afortunadamente, luego lo disocias.

           Esta forma de ver el matrimonio, como un compromiso personal, primario, entre dos personas que se aman fue precisamente lo que nos llevó a separarnos después de casi toda la vida juntos(desde los 16 a los 45). Por eso creo en el matrimonio, aunque no crea en las bodas. Puedes sentirte casado con tu novia, con tu amante o con esa amiga que te vuelve loco, aunque no lo sepa, porque quieres compartir sus penas y alegrías, su salud y su enfermedad, cada sitio donde vas, cada risa, cada emoción...no son reales si no lo sabe o lo comparte contigo. Nada existe si no lo compartes con el otro. 

            Pero mi experiencia es que pasa pocas veces. No hay tantas personas con las que puedas conectar al punto de decidir compartir tu vida hasta el final de los días. O del amor. Y eso le da más valor a esas relaciones, las hace exquisitas e imprescindibles.

           Hace poco he leído una reflexión  de P. Mairal, al que le subscribo tantas cosas,  que dice que el matrimonio  es una institución pensada para la edad media, cuando la esperanza de vida no llegaba a los 50, y era factible que te separase la muerte antes que el hastío, pero ahora que pasamos los 80, es más difícil. Fue gratificante leerlo, porque en estos años de estreno de soltería (serlo antes de los 16, en mi caso, no cuenta), he llegado a la conclusión de que para las personas que creen, como yo, en las relaciones largas con vocación de eternas lo ideal es tener dos amores importantes en su vida, dos matrimonios de los de verdad: uno con el que aprender, crecer, descubrir la vida y establecer los valores, y si se tercia y ambos quieren, tener hijos. Algunos son capaces, incluso, de envejecer bien. El otro  es el amor que llega cuando ya tienes la vida aprendida, que viene a compartir los sueños nuevos, que se queda contigo porque es lo que siempre has buscado sin saberlo, y rejuvenece todo, por dentro y por fuera para echar el resto sabiendo lo que quieres. Hasta el final. 

             He de decir que de los primeros conozco pocos, aunque muchos lo aparenten, pero los hay. De los segundos, estoy esperando el mío, tropezando por el camino, pero mis requisitos o los suyos debes ser excesivos, porque ni lo encuentro, ni me busca. Tampoco hay prisa, que esto de ser cincuentona con sueños, me saca la sonrisa casi a diario y amores de los otros entretienen la espera.

domingo, 9 de junio de 2024

REFLEXIONANDO

         Hacen falta vida, tropiezos, renaceres, pieles, lagrimas saladas y dulces, abrazos, fracasos, aciertos, risas, gemidos, noches sin dormir, dulces y saladas, velas blancas, arrugas y personas que dejen huellas saladas y dulces, para comprender cómo funciona esto de los quereres, y cambiar las prioridades, porque la vida puede ser muy corta, y cuando entiendes las preguntas, faltan 10 minutos para que acabe el examen.

         Hoy reflexionaba sobre una conversación que no sé si  tengo pendiente, con alguien a quien no sé cómo encajar en mi vida, y me he vuelto a dar la absolución antes de condenarme. O no. Recordé que de pequeña me costaba equivocarme. Miento, me equivocaba perfectamente y a menudo, pero no sabía reconocerlo sin hacerme daño. Los que saben lo explicarán como una mala gestión de las heridas de la niña que fui, o alguna hipótesis freudiana. A saber. A mi me complicaron la vida. De medio mayor, mi pequeño monstruo  interior me dio problemas: me volví quisquillosa y enfadona, pero a base de práctica, logré sentirme cómoda discutiendo. Demasiado, tal vez. 

          Ahora, madurada en barrica de maderas nobles, macerada en  dulces y salados, todo ese entrenamiento del ego me ha proporcionado herramientas para salir de situaciones realmente complicadas, perdonándome  los errores como primera opción, con su pertinente penitencia si es necesario, pero siempre benevolente con mi bicho interno.

          Mi reflexión de hoy mastica el último dilema: no sé si me engañó el corazón, o tú. O ambos. Nunca lo sabré. Y a este paso, tú tampoco.

           En diez minutos nos recogen el examen. Suerte, caro
.

lunes, 20 de mayo de 2024

DEVUELTOS CON GANAS

       
         Un día se te acabarán las excusas, dejarás de castigarte, de boicotearte, y te convencerás de que la vida son los besos devueltos con ganas, que  los hijos te los llevas de la mano siempre, bailes con quien bailes, que los amores eternos caducan, y que no hay que olvidarlos, pero tampoco dejar que te oxiden el alma. Y la encuentres a Ella.

          Que la piel duele si no la tocan, que se secan las fuentes de la alegría, y que el que calla otorga.

          No voy a pararme. No voy a esperar. Ya me perdoné hace tiempo, y me di la absolución eterna, que a querer bien no hubo quien me gane. No voy  a rendir la plaza, pero tampoco la cierro.

          Espero  no haberme equivocado contigo, ni con tus circunstancias. Quizá era en otra vida.

domingo, 5 de mayo de 2024

NADA POR SENTADO


          Nunca hay que dar nada por sentado. Ni la paz, ni la salud, ni la democracia, ni la pensión...

          Pero me he dado cuenta de que llevo toda la vida dando por sentado el amor de mi madre (y de mi padre) y es una de las escasas certezas que tengo en mi haber. También asumía que siempre estarán ahí, vivos, disponibles y esperándome, y en los últimos meses  o años, personas cercanas, de  mi edad, se van quedando huérfanas, pero como las arrugas y la artrosis, piensas que les pasa  sólo a los otros...

          El caso es que se me ha ocurrido que ya es hora de proclamar mi amor por mi madre (y mi padre) y contar que a sus casi 79, me sigue dando fiambreras llenas de croquetas, albóndigas, caldito del puchero y lo que pille. Que seguimos hablando a diario sólo para saber que estamos bien, y que a veces el cansancio me hace contestarle mal, y que casi siempre llama ella. En su casa siempre hay  cama, comida y besos para todo el que va. Adora a sus nietos tanto como a sus hijos, y jamás reconocerá preferencias.

          Tiene una vitalidad asombrosa. Mi padre y ella se cuidan mutuamente, y les sobra tiempo para desvivirse por nosotros. Saben que los adoramos. Son adorables. El año pasado tuve el privilegio de acompañarla en su primer viaje en avión, a París, y todavía piensa que el regalo fue para ella.

           Me enseñó cómo hay que querer a los hijos, a ser autosuficiente y no depender de nadie. Y a quererme como me quiere ella.

           Físicamente no me parezco, aunque una simulación fotográfica  me dejó claro que de mayor seré igual que su madre, así que algo  hay... Sin embargo, desde hace unos años, el espejo me sorprende con gestos, rasgos y movimientos suyos en mi cuerpo, y se me escapa coletillas y frases que le digo a mis hijos como ella hacía conmigo. Y me sale una sonrisa dulce.

            En este día de la madre, la felicito  a ella, por serlo y a mí por tener la suerte de que me pariera. Y lo siento de veras por aquellos que no pueden abrazar a las suyas, y echo de menos a mi suegra, que me quiso como a una hija.

           ¡Feliz día, Mami!

           Te quiero más de lo que te lo digo.



sábado, 13 de enero de 2024

CONSEJOS VENDO

         Hace poco quise aleccionar a mi hijo adolescente, explicándole que si siempre sigues el mismo camino para  llegar a un sitio, y no llegas, hay que cambiar de ruta. "Consejos vendo, que para mí no tengo".

         Yo tampoco estoy llegando a donde quiero. Me creí aquello de que el universo te devuelve lo que das,  que el karma coloca las cosas en su sitio,   que las personas son sinceras y buenas por naturaleza, y que  los ojos y los actos dicen las verdades...y me volví a perder. Me queda el consuelo de haber pecado de ilusa, no de pérfida o manipuladora.

          Así que hoy decidí hacerme caso, porque el año nuevo no necesariamente empieza los 1 de enero, ni la dieta un lunes.  Un sábado cualquiera es buen día para empezar todo. Abran paso.

         
         P.D: Mi infierno es mucho mejor que algunos paraísos. Doy  fe.