martes, 10 de junio de 2025

SI ME CONFORMO...


             El día que me Conforme, así, con mayúsculas, vayan preparando mi funeral, porque me estaré muriendo.

             No soy de las que  ven la vida en rosa,  sé que hay muchos imposibles, y que no todos los sueños se cumplen, aunque se trabajen hasta la extenuación y te despeñes en el empeño. Pero no sé vivir  conformada, pasiva, dejando mis ganas al pairo. Que fluya todo, ¡qué remedio..!, pero que la dirección de mi proa la determine mi timón, no la corriente, y si ésta va en contra, o me arrastra el oleaje, refugiarme en un puerto para achicar el agua, reparar las velas y calafatear el casco, hasta que mejore el tiempo, sin dejar que me embarranque en la playa que toque.

             La vida no consiste sólo en satisfacer nuestros instintos, ni anteponer los sentimientos o la intuición sobre todas las cosas, que los valores humanos, la ética y las creencias propias nos marcan límites legítimos, pero los adentros deben ser la guía para saber cuando saltarse los muros, y sobre todo, ser el motor  de cada vida.

            Cuando me falle el motor, y me conforme  con el naufragio de mi barco a favor de la corriente, preparad una fiesta en un jardín frente al mar, con vinos y ricas  viandas,  y música...y disfruten contando mis errores y mis aciertos, y despídanme, porque si me he conformado, ya no estaré.

domingo, 1 de junio de 2025

ESCARAS POR DESUSO

      Ojalá no abandones. Ojalá te muevas.

      Ojalá no se te haga tarde,  como al ciego por diabetes, como el alto el fuego a los caídos en guerra o a la que quiso ser madre a los 56.

      Ojalá no llegues tarde, como los camiones de comida a Gaza, como el corazón donado para quien murió ayer y el AZT para Freddy.

      Ojalá ames y elijas a la misma persona.

      Ojalá no añores.



sábado, 4 de enero de 2025

TEORIZANDO

             Tengo la teoría de que los sentimientos deben metabolizarse para ser al alma lo que el azúcar a las células, para que no se acumulen donde no deben, obstruyendo las venas, dañando el corazón, el cerebro y los ojos.

             Aquellos que los reprimen, los ocultan o reniegan de ellos, que no consumen sentimientos a besos, y caricias, que no los pregonan por las alamedas y los callejones, son como los diabéticos  que comen bombones a escondidas y a deshoras, y luego, puede que arrepentidos, verduras hervidas durante días, y a ratos se castigan con largas caminatas que no evitan pasar por la confitería, para, al menos, mirar de soslayo las palmeras de chocolate.

            Pero la culpa no es insulina, y mi teoría resulta tan errónea como los significados que atribuyo en mis relatos a los  besos y caricias ajenos, confundiendo fantasía, realidad y propiedad.