lunes, 23 de julio de 2012

ALGUNOS HOMBRES BUENOS

        En medio de toda la mierda ( con perdón) que nos rodea en estos tristes tiempos, se agradece alguna margarita...

        He leído la carta de despedida de P.Doyle, uno de los representantes europeos del FMI. Este señor del que desconozco todo, y que igual resulta deleznable, se ha ganado mi respeto con esa carta. 

         No es una protesta airada, ni una arenga a la insurrección. Ni un atisbo de extremismo,  ni vengativa rabieta,  tan al uso...

          Es una serena carta de despedida en la que explica, con indignación y desilusión contenidas, sus razones para no desear relación alguna con una institución corrompida. Nada más. Y nada menos.

         Recientemente, además, alguien muy cercano adoptó una postura parecida: no renunciar a sus principios, no pasar por el aro, ni dejar en la estacada a los compañeros, con tal de conservar el empleo (el sueldo ya es perecedero, incluso con nómina).

         Ambas situaciones, a diferente escala, me parecen igualmente valientes, coherentes y dignas.

         Son, de facto, la flor que nace entre los excrementos, la que recuerda que, quizás, si que haya personas capaces de cambiar escenarios.

         Te hacen reconsiderar que no todo está podrido, que todavía quedan algunos hombres buenos...

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