Sentimos tan cotidiano, tan doméstico, el cariño que asumimos como cierto, que no apreciamos sus pequeñas importancias. Debieras darte cuenta de que las vivimos sin celebrarlas.
P.D: hoy, si no te importa, déjate de ñoñerías y dame lo que me merezco.
Si las piensas, verás que me dosificas homeopáticamente los besos, a pesar del valor que les doy en mis cuentas. Me regateas los momentos.
Piensa un minuto, que mirarnos a los ojos a diario, es un privilegio que nadie podrá recortar. Que la suerte nos visitó el día que nos conocimos, y por eso no nos toca la lotería.
Si un día dejamos de vernos, no quiero la espina clavada de no haber dicho todos los te quiero. Que me importas tanto...Que eres uno de mis grandes fundamentos...
Bésame. Abrázame.
Sigue dándome pequeñas importancias...
2 comentarios:
Nena, estoy leyendo y flipando... ¡Qué poeta arrebató la medicina!
Ja, ja, ja...
Gracias, cielo. Es que me quewreis mucho.
Me alegro de que te guste.
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