domingo, 16 de junio de 2013

EL NIÑATO MUNDIAL

              Llevo días preocupadilla, dando vueltas a la caja de pensar, saliéndome de mis casillas. Casi duermo mal, y hay pocas cosas que me quiten el sueño...

              Verán, el asunto es que no soy muy fan de EEUU. Lo único que me atrae de ese país es Bon Jovi, las cataratas del Niágara y el Gran Cañón del Colorado. Antes me gustaba Obama. Ya no tanto.

              Es que un país que resulta de una cooperativa de estados, y que en tan pocos años de historia, ejerce de Imperio Romano, resulta, aparte de pedante,  sospechoso. Nadie debería fiarse de alguien con dos nombres (EEUU/USA).

              Campan por el mundo metiéndose en todo, intentando mangonear y vacilando de llevar siempre la razón. Unos chulitos, vamos. Y chinchones: desde la Patagonia hasta su frontera, todo dios habla castellano. Pero ellos no, ellos inglés, que debe ser más moderno...En realidad es que es más fácil y no dan para más...

              Para todo tienen que ser mariquilla la primera. Tienen los edificios más altos, los aviones más chulos, el mejor ejército, todas las guerras,  Steve Jobs, la primera bomba atómica, la NBA, las mejores pelis y sus Oscars, y,  por supuesto, tenían que llegar los primeros a la luna...con  banderita y todo.

              Pero todo es  escaparate y propaganda. No tienen nada serio de qué presumir. Como traje regional, se ponen unos vaqueros, su joya culinaria es la hamburguesa (una albóndiga europea que alguien aplastó), y de bebida nacional....coca-cola. (¿Maridaje de qué, con coca-cola...?)

              Son gente ambigua, que pregonan su estatus de libertad para todos, pero sin mencionar que para formar parte del todos hay que tener carné de americano. Defienden la pena de muerte,  Guantánamo,  el FBI y la CIA.  Una libertad bastante encarcelada, diría yo. 

             Nadie hace pelis sobre los sistemas de inteligencia españoles que den tanto  miedo como un agente del FBI, o de la CIA.  Si se presenta en tu casa el Inspector García,  le abres la puerta,  o no, pero no le pides la placa con la cadena echada, ni  le exiges la orden de registro. Te fías de que es un poli, o un pikoleto, y lo peor que te esperas es una multa, o que busquen a tu vecino, el rarito de los porros. Hay abuelas que incluso le ponen un cafelito.  Pero si  te toca el timbre el FBI, te acojonas,  con perdón. Primero, porque  igual es un asesino en serie que se camufla para pillarte, y segundo, porque igual esa sería la opción buena, que como el agente Smith venga con ganas de interrogarte...y pasan por tu cabeza todas las pelis de Alcatraz. 

             Es que se pasan mucho. Es como si en una familia (el mundo mundial) con padres y abuelos (Europa), hermanos y tíos (el resto), llega el adolescente sabiondo, y se  proclama cabeza de familia. Y empieza a controlar entradas, salidas, gastos, excursiones a otros planetas...Mangonean el dinero y las relaciones de los demás, según le viene en gana, usando,  si es preciso, la fuerza.

            Pero claro,  a ver quién es el guapo que le da el cachete  para ponerlo en su sitio...Que todos sabemos educar niños, hasta que nos toca un petardo.

           La última del niñato (EEUU), ha sido poner micros y cámaras por toda la casa,  que es una forma alegórica de decir que controlan y espían las comunicaciones, redes sociales incluidas,   de todo quisqui. La paternal excusa es que es por nuestro bien, por nuestra seguridad. Pero eso es igual que si tu madre lee tu diario, o tus mensajes del móvil...Si, si, ¡por tu bien....!

           Como resulta que lo hemos pillado, intenta cambiar de tema para escabullirse, y se mete, por fin, en la pelea entre dos hermanos (la guerra civil de Siria), para que nos fijemos en lo bueno que es, que va a evitar que terminen de matarse.  Lástima que sea ahora, cuando apenas queda nada que salvar, y el pueblo sirio ha sido masacrado, mientras todos mirábamos a otro lado. Otra cortina de humo, para que nos olvidemos del espionaje.

          Y de ahí, mi sinvivir. No es que oculte grandes secretos, que soy de contarlo casi todo, pero me molesta que mi marido sea capaz de respetar la inviolabilidad de mi correo, y Obama no. Al margen de la poca gracia que me haga que alguien  ajeno lea las tonterías o barbaridades que escribo a mis contactos,  más o menos decorosos, me hiere los principios que un funcionario estadounidense pueda decidir, merced a las palabras que uso, que soy un peligro público y hay que vigilar mis pasos. 

          Por no mencionar el examen psico-técnico-radio-físico-proctológico  al que me someterán en el aeropuerto por el que pretenda entrar en EEUU, después de este post, que seguro leerán, porque incluye palabras sospechosas: Obama, pensar, cañón, cooperativa, guerra, albóndiga, porros, Siria, petardo...

         Las cataratas del Niágara puedo cambiarlas por las de Iguazú,  y el Cañón por acantilados irlandeses...Pero me hacía ilusión peregrinar a Sayreville, New Jersey, ciudad natal de Dios (Jon Bon Jovi).

         A ver si no me pillan. 



        P.D: Al margen de la broma, elegir entre respeto a las libertades y seguridad, me parece un debate peliagudo, que no me quita el sueño, pero si alguna siesta. La de hoy no, buenas tardes...


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