viernes, 7 de junio de 2013

PASTILLAS DE FRENO

       Curioso el cerebro...

       Estoy convencida de que  tiene una especie de desacelerador de emociones, algo que  frena el tránsito de unas a otras, para no darnos de bruces en la montaña rusa de acontecimientos en que nos movemos, protegiéndonos de la locura, y de las fracturas cardiacas.

         Las personas que carecen de ese freno, pasan de la euforia a la pena en cerocomadós (medida de tiempo  vigente de Despeñaperros para abajo),y  son  confundidas con enfermos. Les llaman manicaco-depresivos, y dicen los que saben, que  tienen alteradas  algunas sustancias  con las que funciona el coco. Pero yo pienso que  sólo les falla el freno.

        Ese catalizador emocional es básico para la felicidad, para el equilibrio mental, y conducirnos por la vida.

       Es lo único que explica que podamos  superar el duelo por la muerte de un ser querido(el tiempo no cura, el tiempo sólo pasa...), concentrarnos en el trabajo cuando nos enamoramos, y lamernos en silencio las heridas, cuando nos abandonan. Y cantar por la calle cuando te devuelven la vista.

       Yo me voy a revisar las pastillas de freno, porque la primavera, la cuarentena, y tus quereres,  me las tienen castigadas...

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