Las
vacaciones son un estado de la materia. De la materia humana, se
entiende. Ese conglomerado de huesos, piel y diferentes proporciones
de musculo y grasa, que nace, crece, los que pueden se reproducen, y
mueren, pasando por un proceso llamado vida, que consiste en una
sucesión sucesiva de emociones y cambios de humor, contextualizados
en interacción con el resto de individuos de su sociedad, más o
menos de la misma especie.
Esta
materia se encuentra en la naturaleza (lo que queda de ella) en varios
estados: sano, enfermo, feliz, triste.....y vacaciones.
Sabes
que estás de vacaciones cuando no puedes asegurar si es jueves o
viernes, te da igual cenar a las siete de la tarde, que a las doce de
la noche, y al escuchar las noticias en algún bar donde tengan el
mal gusto de tenerlas puestas, notas diferencia con el último
telediario: los estafadores tienen otros nombres.
Sientes
que la comida está más rica y las siestas te cunden. Tienes
tiempo para despreciar las prisas y los planes. Para cambiarlos sin
mirar cuadrantes, ni agendas. Sin aviso.
Y
puedes hacer el amor sin prisas varios días seguidos...
Cuando
la sensualidad llega a tu mesa, tu ánimo y tu cama...estás de
vacaciones.
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