jueves, 6 de junio de 2013

"GAFITAS CUATRO OJOS"

             Esta tarde me abren los ojos. Literalmente.

           Un prestigioso  Oftalmólogo me practicará una lensectomía refractiva bilateral, a una hora muy taurina, acorde con el puyazo que propinará a mi cuenta corriente. Es que yo, para estas cosas, soy muy pija...De escayola, nada: mármol.

           Si buscáis en Youtube, la operación da ganas de vomitar, salvo que seas gore-adicto. Básicamente me hacen un ojal en el borde de la córnea, por el que  introducen unos tubitos para aspirar el cristalino, y poner en su lugar una lente trifocal, que debe ser la repanocha, porque me permitirá ver  de cerca, de lejos y de en medio. Falta la visión nocturna y el 3D. Vamos,  unas gafas progresivas de las buenas, pero por dentro del ojo. Minucias.
   
          El caso es que tras 38 años, de mis 41, dejaré de necesitar mis orejas y  mi nariz para ver. Mis gafas pasarán a la historia,  y cuando se ha sido una niña canija, empollona, gafitas cuatro ojos....eso es mucho. Los complejos de después, se superan mejor.

          Lógicamente le he dado muchas vueltas, y concluyo que el único miedo real que siento, es a que no pase nada. Que nada cambie y mi mundo siga siendo borroso.

             Y de tanto pensar, divagas, te vas por las ramas, e inventas,  y  se me ocurrió que estaría bien inventar una lensectomía mental. Es decir, una cirugía que abriese los ojos del alma, los de mirar a la gente por dentro.

             Porque a pesar de los años, sigo estando más cegata por dentro que por fuera, incluso acusando ya la presbicia.

            Así que para celebrar mis nuevos ojos de lince, me he propuesto abrir los de dentro, en plan catarsis, para ver con claridad a los que veo turbios, y darles su lugar en mi escala de colores. A ver si dejo de tropezar, y mando las gafas a hacer puñetas.

           Las dos. 


P.D: Si, la de la foto soy yo, con 6 años...

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