viernes, 8 de noviembre de 2013

EL FONDO DE LA PISCINA



                   Fue tan importante recuperar un sentimiento que creía inventado por mi revoltosa imaginación, que los breves capítulos de nuestra historia son un tesoro  en mi alma.

               Quererte no fue nunca una elección, sino un hecho. Lo único que decidí fue abrirte la puerta al reconocer tus pasos, y desde entonces, acercarme a tu sombra, dedicarme a cazar momentos. 

              Tanto, que mancillé la categoría de mis sentimientos. Traicioné la magia en pos de la necesidad de besos. 

              Tanto, que me muerde la culpa si te busco, y se me derraman los sueños si no lo hago. 

             Tanto, que ya no sé en qué lado de la foto ponerme, ni cual es mi perfil bueno para ti. Ni si te importa.

             Tú has alambrado  los accesos, me niegas la entrada, y das por hecho que lo entiendo. Y yo me canso de clavarme las espinas, de gritar a tus puertas sin que se abran. 

             Cada protesta es un pisotón en el barro, que mancilla, como te dije, el valor de lo que te guardo.

             Pero creo que ya he tocado el fondo de la piscina. Subo. Te espero  donde nos quisimos, si decides abrir la puerta.

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