viernes, 2 de diciembre de 2011

BUENOS EN NAVIDAD?...



          Todo el mundo intenta ser bueno en Navidad. Buenérrimo!!. O es por el frío, que hace que nos achuchemos más buscando calorcito, y el roce hace el cariño, o es reminiscencia  de la infancia, en que nos amenazaban a finales de año con la cancioncita de que los reyes no nos traerían nada. Los Reyes, claro...(he dicho que éste post no es para niños?).

          El caso es que nos sale la vena tierna, tirando a variz,  y somos capaces de auténticas bufonadas con tal de hacer el bien, como ofrecer nuestra casa  para la cena familiar (el que no la tenga en obras),  que te de pena tu  cuñada favorita y al final le compres algo, cosa que juraste no hacer  año tras año. O ponerte unos taconazos y unas medias finitas para la cena con los compañeros, por ir mona, aunque acabes con los pies morados por el frío y envidiando los pantalones de paño de tu jefe.

         A mí me gusta la Navidad. (Incrédulos....) En su faceta más festiva, pero la cosa es que te guste y no llevarte todo el mes amargado porque a los demás les domine la exaltación de la felicidad.  A mi me da por divertirme y aprovechar que los amigos están fáciles, para quedar. Y abrazar y dar achuchones, que aunque nos hayamos visto antes de ayer, si me encuentro contigo el 24 de diciembre, es una señal: vamos a celebrarlo!

         Y me gusta poner el árbol con mis niños,  y adornar la casa. El Belén  no, que somos paganos, pero pongo el del trabajo, porque me gustan las manualidades. Y hacerles los disfraces para el teatro, y pasear para ver las luces y los escaparates. Hasta Sevilla, que no precisa adorno alguno para brillar, se torna más alegre con los neones, las banderolas de los niños jesuses que reparte  un periódico local,  y las bombillas de bajo consumo engalanando el centro,   que el invierno entristece las calles. Y quedarme afónica gritándole a Gaspar que le tire caramelos a mi niño, así le cueste un chichón digno de árnica. (Todo el mundo es de Melchor o del Negro. Luego entonces, yo....)

         Lo que no soporto es la bondad hipócrita. No me refiero a las recaudaciones benéficas que nos invaden en el mes que más gastamos, que nos consuelan la culpabilidad que nos corroe por tanto gasto superfluo (yo creo que aprovechan que se nota menos: ¿ qué mas da gastar  unos  euros en papeletas, postales de Unicef, tarjetas de la Cruz Roja y la operación kilo del cole,...si te gastas mucho más en regalos absurdos y lacitos para envolverlos?). 
        Estas no son la  bondad hipócrita de que hablo, sino visión de negocio, por una vez, puesta al servicio de los que lo necesitan. Tienen mi aplauso y mi olé.  Me refiero a los comportamientos  privados, más domésticos. Esas sandeces  que no haríamos en agosto, pero como es Navidad....

          Nadie busca una fecha que le venga bien a todos los compañeros para  quedar  juntos para almorzar.... Por lo general, se mira  el viernes en que tenga guardia el pelmazo de turno, pero el dia de la comida de navidad, si hace falta, se cierra el chiringuito una tarde, que no pasa nada. (Lo observo   todos los años, menos éste, que en mi trabajo de ahora no hay ningún pelmazo,  y si lo hay no está de guardia ese día.)

          Nadie se traga la bilis y  cena en casa de su suegra poniendo buena cara aunque llegues reventada después de haber trabajado, muerta de frío, cabreada con tu esposo porque no ha comprado el vino que le encargaste,  disgustada porque el niño tiene fiebre, y con ganas de pasar la noche en tu sofá, con tu mantita...pero como es Navidad...(menos mal que yo en casa de mi suegra estoy como en la mía. O mejor...)

         Nadie deja que su cuñado coja el mando de la tele y cambie de canal ningún día del año, pero  para las campanadas, te las tragas donde quiera el malaje,  que elegirá según la tetona que le guste, pero como es Navidad....(Yo no tengo cuñados malajes, pero por si acaso, me ha tocado guardia.)

         Nadie se gasta un dineral en regalos caros por amor al prójimo, para que dicho prójimo te agasaje con unas  pantuflas del chino de la esquina.  A no ser que se trate de tu hijo, la persona que más quieres en el mundo. Y aún así, miras con un "ya te vale" al padre, que se podía haber  estirado...
         Incluso cuando regalamos desinteresadamente, no lo es! Compras lo más caro que puedas permitirte (caro en dinero o en esfuerzo, tampoco hay que materializar, que es Navidad), para recibir a cambio la satisfacción de su  sonrisa. Lo haces feliz porque te gratifica a tí!

         Nadie comparte el último décimo de lotería que quede del sorteo del oro, ni del 15 de agosto, con un compañero que no lo encargó, por si toca, que no se quede sin nada....pero si del sorteo de Navidad...(porque compartir dinero en navidad, escuece menos. Como te lo gastas en lazos y en la operación kilo...).

        En fin, que hoy me sale todo ésto porque todavía es Adviento, pero ya estoy sintiendo el virus. Dentro de pocos días, entre El corte Inglés, el calvo de la Lotería, los anuncios de El almendro y las sobredosis de  turrón de chocolate, desbordarán mis reservas de triptófano y mis endorfinas bailarán al son del espíritu divino...

        Aprovecho para animar el ambiente con uno de los mejores villancicos de la historia. No tengáis prejuicios y escuchadlo.  

        Besitos con muérdago.

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