sábado, 25 de febrero de 2012

LAS MANOS FRIAS

      Las manos frías deberían estar prohibidas.

      Recuerdo las de mi madre, en invierno, cuando me abrigaba a base de capas de ropa, y se me escapaba una de las mangas, yéndose hacia arriba, y ella la sacaba con sus dedos helados de mi antebrazo.

      Son desacogedoras cuando las estrechas en un saludo,  lastimosas cuando son las de un niño y preocupantes en el viejito.

      Desagradables las del médico al explorarte, y en grado superlativo las del ginecólogo, o del obstetra en pleno parto.

      Pero absolutamente insoportables son cuando te sientes abrigada en el hueco de los hombros de tu amante, sintiendo la calidez de sus labios, su aliento en tu cuello, sus manos probando la resistencia de tus vaqueros...y cuando por fin  levanta tu jersey, las manos heladas erizan todo tu cuerpo, quebrando el encanto con un chillido histérico....

        Por favor, cariño, calienta tus manos al mismo tiempo que el resto del cuerpo... Amor.

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