martes, 13 de agosto de 2013

UNA TARDE A GRITOS

         Te estoy pidiendo a gritos una tarde de lirios, o de rosas,  o de cardos, para quitarte los miedos.

         Te lo gritan mis ojos, mis manos y hasta mis andares, que se van tras tus huellas buscando la esquina donde tropezar contigo.

          Tu voluntad de granito, de la que carezco, parece haber sepultado tus palabras, junto al mar de intenciones que  me guardabas. 

          No lo entiendo, porque soy demasiado visceral para  contenerme, y sueño despierta los deseos que no me cumples. Que ya no sonrío por lo que me des, sino por lo que sueño que me haces.

          Mil veces  me prometí dejar mi vicio, mi adicción. Inútil, como ves.  Siempre caigo en la tentación de fumarme alguna de tus sonrisas, o un beso en la mejilla como el de ayer. Pero ya le he puesto fecha a los parches de nicotina de tus labios.

         Me echas, cariño. Me sacas de ti, me apartas. Y hasta el más fiel de los perros abandona a su amo bajo una lluvia de palos. 

         Te estoy pidiendo a gritos una tarde, para quitarle los miedos, y darle dignidad a mis súplicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario