martes, 6 de noviembre de 2012

LA PRINCESA DE LO NUESTRO

                Erase una vez, en un tiempo muy lejano,  encontró un Caballero a una Princesa, en el reino imaginario de Lo Nuestro. El azar quiso unir sus miradas, y desde ese momento, su destino fue quererse.

                La Princesa, fascinada por el Caballero,  esperaba siempre sus mensajes, sus visitas, su cortejo, y se lo devolvía con creces, recibiéndole con banquetes de besos, con cartas repletas de cariño. Él, cada vez que sus batallas le daban tregua, la buscaba con ahínco. Compartían esperanzas, y ganas... y algún sueño.


                Pero en todos los cuentos hay brujas, y a la de éste la llamaban la Bruja de las Mareas del Destino, porque movía los hilos de las vidas de las gentes.  Envidiosa de la dicha de los amantes, decidió separarlos, arrebatando al  Caballero su Tiempo, de forma que no tuviera momento para visitar a su Princesa.


               Ella, en la soledad de Lo Nuestro, esperaba cada día al Caballero sin Tiempo. Mimaba el amor que le tenía, recordando cada abrazo y cada promesa. 


               Él, al principio, rebañaba cada  minuto que  encontraba para acercarse a ella. Pero el camino se  hacía cada vez más angosto, más árido y más empinado, de forma que fue desistiendo. Le abandonaron las  fuerzas, o las ganas,  o la ilusión. La Princesa dejó de parecer maravillosa, y él abandonó los sueños, y no volvió a visitar el reino.

               Un buen día, la Princesa se cansó de mirar por la ventana, de sobresaltarse cada vez que algo se movía en el camino, pensando que era su  Caballero. Guardó en una caja cenicienta sus escritos, los besos que le guardaba, y las sonrisas que pensaba arrojarle desde el balcón. Y emulando a una Julieta cualquiera, bebió del elixir del sueño eterno, y se dispuso a dormir, con la  única esperanza de que el Caballero se enfrentara a la Bruja de las Mareas...

             

             Y colorín colorado, la Princesa se quedó esperando...


   

             Moraleja: si eres Princesa, no te líes con Caballeros...Mira Urdangarín.

             Moraleja 2: en el siglo de las telecomunicaciones, no deberían quedar Princesas abandonadas, a menos que el Caballero no tenga cobertura, ni ADSL. Cosa bastante improbable, cuento chino...

             Moraleja 3: si alguno-a de ustedes se siente Princesa, el Caballero se merece mandarlo un reino muy, muy maloliente...

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