miércoles, 14 de noviembre de 2012

REPUDIO LATENTE

                     Siempre que hay una huelga, se plantean los mismos dilemas, máxime si se trata de huelga general, y se llega a confrontaciones absurdas,  molestando el ánimo de los pacíficos,  sin motivo. 

                     Hoy es temprano aún, no he leído los diarios, y no  conozco la repercusión de la convocatoria de este 14-N (que nos gusta nombrar los días importantes como si fueran carreteras...). Y aunque tengo muy clara mi postura, me molesta el repudio latente en el ánimo, sea cual sea la opinión del otro. Incluso contra los que no la tienen.

                     Personalmente,  estoy de acuerdo con la huelga y con cualquier tipo de protesta pacífica en contra de la situación en la que estamos, a la que hemos llegado por culpas de todos los colores. Lo fácil,  sería escribir hoy una especie de arenga, lo más dramática e hiriente posible, para arañar sensibilidades  y reunir un buen grupito para chillar en la manifestación. (Ya que vamos, pasémoslo  en buena compañía...) Argumentos no faltan, basta coger un periódico.

                     Pero prefiero abogar, hoy,  por la tolerancia. Solicito formalmente desde aquí, que nadie me eche en cara lo fácil y barato que me resulta apoyar la huelga. No puedo hacerla, porque no tengo trabajo al que no acudir, ni sueldo al que renunciar. Y resulta que valgo lo suficiente como para tenerlo, lo que justifica mi protesta. Así que iré a la manifestación, y procuraré no consumir en todo el día. Ea.

                    Igualmente, solicito respeto para el que trabaja, ya sea su motivo  estar de acuerdo con la situación (que los hay), creer que no sirve de nada, necesitar el dinero (aunque sea para cerveza), veladas amenazas por parte de la empresa, o miedo real a perder el sustento. Sea cual sea su razón, si su postura es acudir pacíficamente a su puesto de trabajo, es opinable, pero no censurable. Ejerce su libertad.

                   Y por supuesto, exijo respeto, y por mi parte aplaudo, al que secunda la huelga, renunciando a un día de sueldo y enfrentando situaciones, la mayoría de veces tensas, con sus superiores. 

                  Unos defienden su derecho a ir a trabajar, y otros el derecho al trabajo. La única diferencia es, que los segundos, no se benefician de la actitud de los primeros.

                  Condeno igualmente las amenazas y los chantajes al trabajador. Aquí hablamos de inmoralidad y de atentado a las libertades, que debieran ser tratados como delito flagrante. 

                  Y una vez expuestos la trama y el argumento, para el desenlace  me gustaría pedir, de nuevo, comprensión y tolerancia. Tengamos el día en paz, y no nos detengamos en el mero hecho de no insultar, ni gritar improperios. La violencia latente es más peligrosa que la explícita. Vamos a dejar de ser las moscas cojoneras (con perdón), que exigen explicaciones al compañero, al amigo, al prójimo. 

                 Descarguemos la escopeta que ya algunos tienen preparada, para disparar, a partir de mañana, frases rencorosas como "¿y si tanto te quejas, por qué no fuiste a la huelga?,  o "¿ves como no servía para nada? ".

                En este barco vamos todos,  y el barco se hunde. Y el miedo a ahogarse el libre. Cuando unos buscan su salvavidas,  otros respetan el "mujeres y niños primero". 

               Ocurre desde Abel y Caín....

               Buen día a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario