miércoles, 26 de diciembre de 2012

"DONDE ESTÁ LA PAPA..."

                Hasta hace realmente poco, la palabra emigrante, en mi mundo mío, se relacionaba con Juanito Valderrama, con Alemania en los 60, "Vente pa España, Pepe", con  los padres de un amigo, antes de  que él naciera,  los tíos de mi novio que vinieron de Suiza...

               Durante años, no era más que una curiosidad del pasado, porque  la palabra se había quedado obsoleta. La única con sentido palpable, con significación viva,  era inmigrante. 

              Y describía una realidad de la calle, de puertas afuera,  una curiosidad casi exótica, en las relaciones entabladas con nuevos compañeros de trabajo, o las novias colombianas  de mis divorciados amigos, con el sobrino mulato de mi  cuñada...Una  buena ocasión para ir de boda a Ecuador,  a  Madeira....La suerte de conocer al dueño de un verdadero restaurante mejicano, o siciliano.

             Todo bueno, todo enriquecedor, todo  bonito. Porque  se quedaba fuera de casa cuando nos íbamos a dormir.

              Pero desde hace unos meses, la palabra  emigrante se me ha metido en la vida. Ya no es un concepto lejano. Ha sido  como el cáncer, que siempre  le pasa a otro....hasta que te toca.

             Cuando la crisis aprieta, no es como Dios, que dicen que no ahoga (no, claro...). A la crisis hay que hacerle frente si no quieres que asole  tu forma de vida, tus ilusiones y las de los tuyos. Espabila el instinto de supervivencia, empujándote a huir. A emigrar, que no es sino huir buscando la salida. Como decía mi abuela, "hay que ir donde está la papa..."

            Dentro de algunos días, empezarán a interesarme más las noticias de Alicante, Albacete, Cáceres, Canarias, Colombia, Chile...porque ahora tendré allí personas que me importan. A mí,  y a sus familias, que son un poquito mías.

            Y como somos de natural egoísta y no nos duelen las heridas cuando  son de los demás, ahora empezarán a parecerme crueles las historias de gentes que pasan por mi lado, con ropas y aspectos diferentes, cuya suerte, quizás, preocupe a su familia y sus amigos, como a mí la de Kike, o Manolo, o Jose Manuel.

            Porque  ya  no me parece tan  irreal la posibilidad de que en unos meses, sea yo la que hable con mi familia a demasiada distancia. Porque ya no me parece romántico, ni tierno, lo de volver a casa por Navidad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario