lunes, 31 de diciembre de 2012

LO ÚNICO QUE ME DUELE

                 Hola, cielo.

                 Te escribo porque no sé pintar, ni cantar, ni conozco modo de expresión con el que hacer tangible mi dolor por ti. Y te escribo hoy, último día del año, porque eres lo único que he perdido que de verdad  importe.

                 Llevo meses maldiciendo el 2012, deseando su fin, revolcándome en la basura de quejas y autocompasión a la que  me llevó la misma situación que a todos.
La cercanía de su final, que se me antoja fondo desde el que dar la patada, y cofre de ilusiones por abrir, torna mi pesimismo en esperanza,  equilibra las balanzas, y los ángulos.

                Hago un último repaso, como hacemos todos. Hago limpieza de lastres, de antojos insatisfechos, de decepciones, de suertes que se alejan. De gente sin importancia y de miasmas afectivos que creía vitales.

              Y resulta que he llegado a este día, que ya es mucho. Que te lo digan a ti. Que además tengo a mi lado a un hombre que consiente mis defectos, sin perder las ganas con que me hace  feliz . Que entre los dos hemos fabricado las dos personas más bellas del mundo, origen y fin de cada uno de nuestros días.

               Este año no deja por ello  de ser maldito. Se me han quedado ilusiones y planes por el camino. Muchos. Sueños que se han hecho menos que improbables. Personas mías que se me han caído del pedestal,de bruces,  hiriendo con las astillas al romperse.

               Pero ninguna de estas  pequeñas tragedias las recordaré por mucho tiempo. Sólo una dolerá eternamente. Sólo la herida que tú has dejado tardará en cerrar, y cuando lo haga,  la cicatriz me dolerá en cada Navidad, en cada cumpleaños y en cada alegría compartida con los tuyos. Como la punzada lancinante de  que se quejan los lisiados con el cambio de tiempo.

               Me sigues doliendo mucho, y tus ausencias se mastican en el aire enrarecido del salón de la casa de tus padres. Enrarecido porque falta tu sonrisa, tu perfume. 

               Nunca lloré tanto como te lloro a ti, y a nadie más tengo que contarle que eres lo único importante que perdí en este año. Porque todos lo saben.

              Te echo de menos, cielo.

              Buen olvido, 2012. Bienvenido, 2013.

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