¿A
quién no le gustaría estar presente en determinadas conversaciones,
visible o no? A mí, en muchas.
Supongo
que es afán de cotillear, que es mala costumbre. Yo prefiero pensar
que el cotilleo (cotilleo particular, no de programas basura...) es
el hermano chico de la curiosidad, cualidad innata en el hombre, y
mejor valorada, porque empuja a la investigación y el aprendizaje.
Otra forma de verlo...ja, ja.
Por
orden histórico, la primera que me interesa es la reprimenda de Dios
a Adán y Eva. Si da miedo que te riña papá, imagina si tu padre
es Dios, y cabreado porque has descubierto el sexo...Que corte, no? Y
con tu novio delante...en cueros...Es que no había excusa...
Los
flirteos de César y Cleopatra también me atraen. Chica guapa, de
buena familia, descendiente de dioses y dueña de medio mundo,
coqueteando con un general romano, dueño del otro medio (conocido).
A cual mas fanfarrón, alardeando de oros y de mansiones y de
ejércitos...La erótica del poder en sus inicios...
Porque
sin conocerse la realidad terrestre, a saber cómo, consiguió
Cristóbal Colón convencer a los Reyes Católicos de gastar un
pastón en pagarle un crucero al Caribe a él y sus muchachotes. Sin
puntos Iberia ni ná...Mucha parla, debía tener el genovés. Porque
a Isabel, si era mono...la convence. ¿Pero qué le ofreció a
Fernando? Que en los retratos tiene pinta de siesillo...
Otra
interesante: cuando Boabdil le cuenta a su madre que ha perdido
Granada. Si pierdes las llaves de tu casa, y se lía parda, imagina
decirle a tu santa madre que has perdido un reino...Que ahora somos
muy republicanos, pero entonces, un reino se valoraba mucho. Tener
uno, bajaba tu prima de riesgo. Y tus primos tenían la vida
resuelta.
Pero
por mucho coraje que le diera a la madre, no era para soltarle
aquello...“Llora como mujer lo que no has sabido defender como
un hombre”. Eso no es una madre. Es una suegra o una
arpía...Tampoco para mandarlo al psicólogo, como harían hoy, pero
decirle eso al niño, así, a voces...Que se enteró todo el mundo, y
todavía se habla del chaval...Igual son exageraciones, pero no hay
testigos fiables. Y madres muy malas, desnaturalizadas, que nada
más quieren mangonear a sus hijos.
O
la cara que se le quedaría a la familia del Manco de Lepanto cuando
llegó de la guerra con una mano menos, y soltó que se iba a dedicar
a escribir novelas. Supongo que dirían: “Miguelito, hijo...¿quien
te va a leer...¿” Y Cervantes contestando: “Que si, que si, que ésto se vende...fijo. Nos vamos a forrar.”
También
me habría gustado ver la cara del primer amigo al que le contó
Einstein lo de la Relatividad. Con los pelos que lucía y contando
semejante historia, debió pensar que se drogaba con algo muuuuuy
bueno.
Tampoco
me perdería cualquier conversación de Lorca. Cualquiera.
O
poder pinchar el teléfono rojo durante la guerra fría. Eso ya, de
friki...
¿Y
cómo se pondrían de acuerdo los políticos de la época para
redactar la Constitución. Con lo mal que se llevan. Igual tanta
negociación, fuera un peñazo... pero ¿qué momento, no?
Tirando
a mi terreno, daría muchas cosas por escuchar los argumentos de las
discográficas cuando Jon Bon Jovi les mostraba la maqueta de
Runaway, y la rechazaban. Sólo por ver hoy sus caras, llenas
de cicatrices de sus propias uñas (je, je). Obviamente, sueño con
cualquier conversación con Jon, aunque sea sin hablar...
Ya
en lo personal, hay charlas que no tendrían precio. Las que de
verdad importan.
¿Que
se dirían mis padres cuando yo nací? En esa estaba, pero no me
acuerdo bien...¿Cómo le contó mi chico a su amigo que yo le
gustaba? ¿Que dicen de mí los que me quieren? (Los demás no
cuentan) ¿Cómo reaccionará mi hija cuando se le declaren? ¿Y mi
hijo cuando le ofrezcan tabaco? ¿Qué hablarán entre ellos cuando
su padre y yo chocheemos?
Pero
la que no quiero perderme, por nada del mundo, es esa en la que me
dices cuánto y por qué me quieres...Así que cuando quieras,
hablamos.
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