jueves, 30 de agosto de 2012

EN LA PLAYA

        Aquí, tumbada en la orilla del mar, semidesnuda, te echo de menos.

        El sol calienta mis piernas, como suelen hacerlo tus dedos, y el sonido de las olas se me antoja susurros, como aquellos con que me cuentas tus intenciones cuando estamos solos.

       Mi piel, ávida,  se acaricia contra la arena, cálida y suave como tu cama.
La soledad me invita a inventarte entre las olas, apretando cual gavilla tu cuerpo contra el mio.

      Las olas parapetan nuestro atrevimiento,  cómplices de los secretos que manejamos bajo nuestros ombligos, al amparo de la pública intimidad que nos ofrece la playa solitaria...

      Casi sentir puedo la sal de tus labios, y la sabiduría de tus manos....

      Horas después, la luna llena me sorprende al paso, orgullosa de sí en un cielo impoluto. Debe ser espectacular su reflejo en el mar, y lo único que impide que corra a contemplarlo, es que tú no vendrás conmigo. Me lo debes...

      ¿Cuándo dejarás de estar ausente...?

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