jueves, 23 de mayo de 2013

ECHAR A LOS MERCADERES

            Hoy mi consulta transcurre anormalmente tranquila. Aburrida, diría yo. Se ve que los niños no enferman durante el Rocio...milagros de la Virgen, que agradecemos hasta los ateos...
 
             Entre pacientes, leo, me dan ataques de pensar, y consecuentemente, "graforrea". Es que si no escribo, no me creo lo que pienso.

              Leía un artículo en el que alguien sensato se indigna ante otro más de los abusos a los que acostumbran los politicuchos que envilecen el nombre de una profesión, la de político, que por ser vocacional, debería estar exenta de dudas acerca de la intención de los que la ejercen.

             Llámeme ingenua, pero me niego a creer que todos los políticos se corrompen, igual que no creo que todos los curas son pederastas, ni todos los rocieros son juerguistas, ni todos los médicos recetan según su laboratorio de cabecera. 

            Quien esté libre de pecado, tire la primera piedra, y como todos ocultamos alguno, hemos dejado al pairo la vigilancia debida del quehacer de los que nos administran y gobiernan. Primero les votamos, y cuando sospechamos o sabemos que delinquen, nos lavamos las manos, y en lugar de denunciar o dimitirles, nos quejamos de nuestra suerte, del mangoneo de una panda de degenerados....elegidos por mayoría.

          Un padre que permite a su hijo salir solo, no puede ignorar el problema si llega borracho. Hemos dejado que se vicien las Administraciones, al calor del bienestar, más o menos generalizado, que disfrutábamos. Volvíamos la cara al ver al vecino meter la mano donde no debía. Hemos acumulado cachitos de indignación, hasta reventar. Nos hemos dado cuenta de la contundencia de los pucheros cuando nos hemos visto la celulitis en el espejo. Y ya es verano!  Me temo, señores, que no sólo hay que saber reñir, sino también hacerlo a su debido tiempo.

         Yo no creo que todos los garbanzos sean negros, pero sí que necesitamos una criba urgente, cerner el grano de la paja, algún mecanismo por el que los ciudadanos podamos ejercer nuestra soberanía sin tener que esperar cuatro años. Que podamos retirar nuestra confianza de forma efectiva cuando confundamos al lobo con una oveja.

         Basta ya de impunidad, de tolerar la estafa. El Pueblo debe expulsar a los mercaderes del templo, a base de latigazos democráticos.

          Hagan el favor, políticos honrados, de limpiar sus filas, infectas a diestra y siniestra. ¡Escamonden sus casas, purguen sus tripas! Porque como sigamos mascando basura, terminaremos vomitando, y les va a caer todo encima.

Ea.

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