Habiendo tenido la suerte de nacer en Emérita Augusta, suena "enterista" arrepentirse no haberlo hecho en Sevilla. Pero cuando se vive en la capital del universo, uno quiere nacer y vivir en ella. Lo de morir, ni en Sevilla, ni en parte alguna...
El caso es que esta mañana, domingo de primavera, sin comunión ni plan previsto, una vez desayunados y puestos guapos, decidimos comer fuera, y, de paso, enseñarle a los niños un poquito de cultura sevillana. Nos parece importante que presuman de origen, que andan escasos de sapiencia, y eso se enseña. Probablemente la culpa sea de que vivimos por fuera de la SE-30, y eso ya no es Sevilla, según un docto amigo mío...
Po pa Triana.
En el coche empiezan las clases...atravesamos el Tamarguillo, que resulta que fue un arroyo...El templete de la Cruz de Campo. Si, el de la cerveza. Luis Montoto, y el Estadio de la Ciudad. El Corteinglés de mamá. La Buhaira y el bar Jota. San Benito. Ahí, donde está Cajasol, era un solar. La Puerta de la Carne, y explicarles qué era la muralla. Jardines de Murillo a la derecha, la Giralda al fondo. Ahí veíamos la Candelaria... La Universidad, donde vendrá Lucía, seguramente. Daniel a la Macarena, si sigue queriendo trabajar con mamá. El Lope de Vega, y en frente, el Parque de Maria Luisa, el de las palomas, y la Raza (donde la boda de papá y mamá; tú no te acuerdas porque no habías nacido). El Costurero de la Reina, y a la izquierda, el río y la Torre del Oro. Si, la que hizo Lucía en plástica... Un poquito más p'alante, a la derecha, la Maestranza. El teatro les gusta. La otra no, porque matan toros...Damos la vuelta por a estación de Córdoba y a la derecha de la Lonja (si, como la de la playa), cruzamos para Triana, República Independiente.



Han aprendido cositas buenas, y se han reído: objetivo cumplido. Se nos estanca la risa en la cara cuando la niña dice que le ha gustado "salir de Sevilla"...
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