viernes, 10 de mayo de 2013

LA MITAD DE NADA

            Hay hombres en tu contexto, en el escenario de tu vida, que cuentan por cómo te hacen sentir. Sin implicaciones o con ellas, a gusto del consumidor.

            Son hombres que te sonríen con ganas, se alegran de sentirte alrededor y se les nota. Que te quieren en su vida, como parte de su escenario.

             Te buscan para darte los buenos días, que no empiezan hasta ser dados. Preguntan qué te espera, y te sacan un café de la máquina sin necesidad de preguntar cuál te gusta.

            Se dan cuenta cuando estás seria, si no has dormido y si te pusiste su vaquero favorito.

            No te buscan hueco en la agenda porque formas parte de ella, sin pedir cita.
    
           Te llama para saber de ti, te hace comentarios en Facebook, o te manda un beso iconizado por wasap. Modernuras románticas, o simples galanterías.


            Como el que te da el beso diario, pero cogiéndote la cintura, o te aprieta los dedos de la mano al cruzarse contigo.

            El del piropo en el límite. El que te dice lo que piensa cuando te mira, sabiendo que no debe decirlo, pero de forma políticamente correcta.

            Te invita a comer porque si, o a pasear por la playa.  Se para en medio de un puente a besarte bajo la luna.

           Los hay, incluso, capaces de encender una luz bajita, si se despiertan de noche, sólo para contemplarte desnuda.

           Hay hombres que te hacen sentir princesa, reina...

           Hay otros que no lo hacen nunca, o, peor, dejan de hacerlo, y entonces duele. Te lo ponen muy difícil, y te hacen sentir la mitad de nada.


P.D: La mijita feminista de mi alma se flagela mientras escribo, pero es que me gusta mi escenario.
          

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