Malí es uno de esos países africanos que sé que existen por mi profesor de sociales, y por Kanuté, pero que no era capaz de situar en el mapa antes de que nos repitieran las noticias sobre su conflicto.


También entiendo que intervenir Siria tiene todas las papeletas para un conflicto nuclear. Supuestamente también las tenía la Guerra del Golfo, pero el petróleo de Siria no es tan abundante, que a veces apenas da para autoconsumo. Por lo tanto, no genera razones humanitarias para intervenir.
No entiendo, como la mayoría, que estemos dejando masacrar de la forma más salvaje e inhumana posible a la población siria. ¿Somos capaces de llegar a Marte, de encontrar a Bin Laden, y no podemos detener a Bashar al Assad?
Disculpen que no me lo crea.
Supongo que dentro de unos años, reverenciaremos los monumentos fúnebres a sus caídos, con el mismo sentimiento grave con el que bajamos la cabeza en los homenajes a los judíos masacrados. Pero ahora no nos compensa, no nos conviene evitar que, mientras escribo, mujeres, hombres y niños sirios estén siendo torturados, violados, desmembrados y destrozados. Derramada su sangre y repartidos sus cuerpos por las calles, como si fuéramos alimañas.
La Historia debería servir para corregir errores, pero sólo sirve para demostrarnos que se repite, una y otra vez, gracias a nuestra sabiduría.
Ojalá ningún sirio olvide, y nos echen siempre en cara, que la volvimos mientras ellos morían.
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