sábado, 19 de enero de 2013

DESDE MI ALMOHADA

         Uno de los momentos lujosos de mi vida es mirarte desde mi almohada. 
Abrir los ojos y ver tus párpados, cuando todavía no han inaugurado el día. Tus labios suaves, apenas entreabiertos, amenazando ronquido que te despierte, merecen ser mordidos como anoche.

            Qué torpeza la tuya, que tapas tu frío con pijamas, y hasta calcetines, cuando tienes mis piernas, y mi cuerpo entero, para calentarte.

            Qué dicha tu  reclamo entre desperezos, que me acurruca en el nido de tu abrazo, para que te despierte a besos mientras mi mano disfruta tu pecho.

            Cualquier día, tu necesidad de mí igualará mi deseo, y nuestra habitación será el único mundo que ansíes. 

            Algún día, sentirás como yo, y entenderás la punzada y la mirada que se me pierde en la lejanía, por no reclamarle a tus ojos lo que deberías regalarme.  Hasta entonces, seguiré acariciándote mientras duermes, acumulando caricias que sólo yo conozco, y mirando como despiertas.

2 comentarios:

Salva & co. dijo...

Me encanta tu forma de escribir, Silvia. Tu estilo directo, sincero, desgarrado consigue que lo cotidiano se transforme en literatura porque, sin saber cómo, uno nota el tacto de las sábanas y respira el ambiente sensualmente cargado de la habitación y quiere saber más y más y más...
Por cierto, dada tu evidente facilidad para la narrativa cargada de erotismo,¿para cuándo la versión española de las 500 sombras de Gray? En fin, es una idea. Ahí lo dejo...jeje
un besillo.

Yo no soy sonsi dijo...

Eso es un piropazo, y más viniendo de ti.
Dejando aparte la molestia y la objetividad...a mí me gusta lo que escribo, y la idea que me sugieres la estoy fraguando. Estoy encajando piezas, a ver si sale algo decente.Bueno, indecente, pero interesante...
Tendrás noticias al respecto si lo acabo.
Un beso.

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