sábado, 26 de enero de 2013

BARRICADAS Y ESCARAPELAS

         Ayer disfruté "Los Miserables". Más de dos horas y media de musical que no cansa. Ahí es ná. Me emocionó realmente. Una versión genial de la obra.

        Pero no es de eso de lo que quiero hablar, sino de la inquietante sensación de analogía con la situación actual. 

        Salvando las distancias históricas, aquel malogrado brote de insurrección, llamó a las barricadas a unos pocos de miles de parias, que soportaban desde hacía años las miserables consecuencias de una sociedad con sólo dos clases sociales, y un abismo de posibles entre ellas. 

        El progresivo desmoronamiento de la clase media en la que yo, por ahora, me ubico, empieza a generar un preocupante vértigo, una sensación de impotencia, de caída en picado, de olor a miseria social....que asusta. 

        Las insurrecciones, las brabuconadas y los atentados sangrientos, nos parecen  cosa de las noticias, propias de otros. Eso sólo ocurre en repúblicas bananeras, donde son pan de cada día los motines carcelarios, por ejemplo. Ocurre en países subsaharianos, donde la historia se quedó anclada hace un par de siglos. Es es cosa de bárbaros, de sharía...

         Pero ¿cuanto sacrificio, dolor, y penurias está dispuesto a soportar un españolito cualquiera, al que se le cortan poco a poco las alas, hasta dejarlo sin manos, sin brazos, sin piernas, con los que ganar el sustento de su familia? Y eso, mientras ve engordar las arcas de los burgueses, de los banqueros y empresarios, a costa de los impuestos que paga él.  Porque, además, si no paga, será perseguido por la ley, cosa que no ocurre a los ricos. 

          La justicia no es paritaria, ni gratuita, y robar  pan tiene mayor condena que robar millones. El que no trabaja, no come. Nos quieren arrebatar el derecho a la salud, de modo que no tendremos enfermedades leves o graves, sino caras o de precios populares....La educación no dependerá de  tus capacidades, sino de la capacidad de la cuenta de tus padres.La Monarquía goza de privilegios incompatibles con la igualdad que defiende nuestra Constitución.

         Demasiadas similitudes con la Francia del XIX.

         ¿Dónde seré yo capaz de llegar para proteger a mi Cossette? Si peligra el pan, o la salud de mis hijos, ¿a qué seré capaz de recurrir ?. Yo no tengo melena que vender, y ya no cotizan...

          Obviamente, nuestra evolución social hace complicado que recurramos a la barbarie y las barricadas, pero imagino que si hubiera un líder, alguien a quien seguir, se levantarían barricadas de protesta, manifestaciones, balas  en forma de iniciativas sociales, que acabasen con la opresión a la que se somete a la clase media.

         Basta ya de humillación.

         Vuelvo a pedir una voz, un guía. Alguien que entone el himno revolucionario.¿No somos capaces de inventar soluciones? ¿No hay un solo partido que nos ilusione?

         Porque yo, que me sonreía ante las arengas cuasiantisociales del idealista que duerme conmigo, estoy empezando  a coser escarapelas. Yo, como tantos, sólo espero la señal...

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