lunes, 17 de septiembre de 2012

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA

          No suelo recomendar películas, porque no entiendo de cine. Como de tantas cosas...Pero ayer vi una que me gustó mucho. Pequeñas mentiras sin importancia. 

          Para caer en los tópicos desde el principio, diré que es francesa, dura más de dos horas, sin sexo, y  no aburre. Lo juro.

          Es la historia de un grupo de amigos treinta-cuarentones, de los que se conocen de siempre, que son como hermanos. Trata la relación entre ellos, las redes de afectos y de disimulos, y cómo la aparente transparencia, cordialidad y confianza propia de una familia de amigos, se desmorona cuando salta una chispa.

          No es una americanada, ni un análisis psicosocial, ni nada de eso. Es interesante verte reflejada en algunos personajes, y ver reflejada a gente que te es cercana, tus propias situaciones. Te hace pensar.

         Es cierto que cuando tienes un grupo de amigos de siempre, de los que están en lo bueno y en lo malo, que son mas familia que la de tus apellidos, corres el riesgo de acabar como un matrimonio viejo. Soportas sus manías y miras para otro lado, criticas su mal humor con los demás, pero no te quejas, porque merece la pena aguantarlo, porque tiene mas cosas buenas que malas. Y vas sumando pequeñas mentiras, y ocultaciones, porque es mas cómodo no sacar temas espinosos, no hablarlos y dejarlos para otra ocasión..

         Y cuando llega el momento amargo, cuando necesitas al amigo en crudo, sin retoques, sin maquillaje, ya no sabes donde está.

        Si en ese momento le quitas todos los filtros y le cantas las cuatro verdades, y él hace lo propio, puedes quedarte sin amigo...o sin secretos. 

         La duda oscila entre esperar a no tener mas remedio, o ser visceral y metódicamente sincero. Porque la última fastidia alguna reuniones, las barbacoas y los días de piscina. Y lo que te une a esas personas es mucho mas intenso que sus pequeñas miserias. 

        De hecho, a los amigos los escoges tú. La familia es la que te toca. Y no deberíamos tratarlos igual, porque para ser amigo ha tenido que ganárselo, pero para ser tu hermano basta con salir de la misma gónada.

        Hace pensar. Yo tengo por suerte amigos entrañables, y entre ellos, algunos para siempre. Y tenemos nuestro entramado de pequeñas mentiras, en las que basar el guión de nuestros encuentros. Intento imaginar que pasará el día que salte la chispa...

         Si a partir de mañana empiezo a llamaros y a contaros sinceridades...es que huelo el humo...la chispa...

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