No, no es cierto. Escribo regular la prosa, así que mejor ni lo intento con el verso. Y no serían tristes, sino hastiados de la mala sangre de algunos.
Además, me da vergüenza compadecerme de mis minucias cuando hay tanta gente con problemas de verdad. Pero a veces, sientes que la vida te amarra las manos, que remas contracorriente, sin avanzar ni retroceder.
La puñetera marea.
Saco entonces del bolsillo a ese amigo que te abraza antes de que se te escape la lagrimita. Me refugio en el hombre que me ama, que me convence de que soy más que su princesa, su reina. Me dejo mimar por los besos de la suerte, que son los que me dan mis hijos. O busco el abrazo, la palabra de orgulloso apoyo de mis padres, siempre ahí, nunca en medio...
Hoy es un día de esos, de compadecer a Neruda por tener motivos para escribir aquellos versos.
El hastío desaparecerá, después de soñar otra vez contigo, o mejor, de volver a tenerte.
2 comentarios:
Ánimo! ya es otro día, éste ya pasó. besos
Gracias. Estoy de acuerdo.
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