Día lluvioso, 2012.
Hola, cariño.
Retomo la costumbre de nuestro amor epistolar, con la esperanza simple de volver a lo que fue.
Sirva para declararte mis intenciones, que los sentimientos ya los sabes.
A la llegada de tu señal, que sabrás hacerme llegar (es complicado amar en tiempos revueltos...) pienso ir a buscarte, acorralarte tras cualquier puerta y acercar tanto mi cara a la tuya que mis besos bastarán para contarte lo que te guardo.
Siento que mis mohines de niña malacostumbrada empañasen lo nuestro, y sólo espero la oportunidad, que merezco, para volver a ser refugio de tus sombras, paliar tus duelos y enderezar hacia sonrisa la linea de tus labios.
Creo que puedo devolverte al sentimiento de la tarde que acababa en siete. Estoy convencida porque lo deseo de corazón y lo necesito de por vida.
Solo espero el permiso, la señal.
Mil besos.
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