sábado, 12 de noviembre de 2011

UN HOMBRE CASADO.

      ESTOY ENAMORADA DE UN HOMBRE CASADO.

      Ya está. Ya lo he dicho. Ahora  me puedo lamentar sin ocultarlo.

      Porque desear a un hombre casado, es duro, pero enamorarse de uno feliz con su familia, es durísimo. La única satisfacción es saber que él siente lo mismo. Que tiene la misma necesidad de ti, y que se debate entre las mismas circunstancias, sufre las mismas ansias.

    No puedo decir que no fue culpa mía, porque coqueteé con él desde que pude, y propicié los primeros encuentros.  Somos amigos desde hace milenios, y fuimos compañeros antes de enamorarnos. Creo...

      Somos diferentes en cuanto al carácter y a la forma de ser (a mí me encanta charlar, quedar,  las fiestas, bailar, las reuniones con mucha gente, y él es mas de grupos pequeños  y  no baila casi nunca). Realmente, tenemos poco en común:  nos gusta nuestro trabajo (pero no sus condiciones),nos gusta viajar, comer bien...Somos de izquierdas, uno mas que otro, y al igual que yo, antepone la familia a lo nuestro.

      Es guapo, pero sin exagerar. No le cae bien a todo el mundo, porque aparenta ser mas serio y  seco de lo que es, pero cuando te ofrezca su amistad y su mano, son para siempre. Y cuando está conmigo,  a solas, es seductor, tierno y apasionado como nadie podría imaginar.  Creo que en siglos no me cansaría de besarle.

      De año en año,egoístamente, nos escapamos. Nos apañamos para  pasar unos días solos,  sin pensar en los demás ni en la familia. Entonces me da todo lo que tiene, como si el mundo, nuestro mundo, se fuera a acabar mañana...
      En el día a día, procuramos algún momento de ternura, y a veces me besa a escondidas, esquivando interrupciones.

      Pero la mayor parte del tiempo es duro. Su trabajo es complicado, sin horarios, y dedica a su familia el poco tiempo de que dispone. Quien tuviera tiempo para vivir dos vidas.
      Quiere mucho a su mujer, y me consta que está enamorado de ella, y que es feliz.  Y adora a sus dos hijos.

     Pero  le hago falta;  se que añora estar a solas conmigo, dar rienda suelta  a esa parte de nosotros que solo él y yo conocemos. Esa certeza ha  mantenido lo nuestro a flote en no pocas ocasiones, haciendo que no sea una vulgar historia de amor.
     Somos cada uno el capricho del otro, el pedacito de suerte que pone la guinda a nuestras afortunadas vidas.

     Desde que esto empezó, tenemos claro que se puede acabar mañana, pero cada vez me aterra mas que ocurra.


     La mayoría de vosotros le conocéis. Y muchos estuvisteis en nuestra boda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario