Para querer a un hombre con locura no hay que amoldar tu vida a sus vértices, ni hacerle feliz a costa de no contrariar sus expectativas, por encima de todo (doy fe). Los críos "educados" sin límites , terminan siendo infelices, por falta de metas y de ilusión.
Puedes quererle mucho, y asegurarte de que lo sepa, pero queriéndote también a ti...Si te ama, querrá que te quieras, te valores y te gustes. Presumirá de ti tanto como tú de él.
No confundas lealtad con sumisión (ni con fidelidad, que ese es otro tema...). Tienes que acompañarle en las penas y alegrías, y desacompañarle cuando le apetezca, aflojando a veces las cadenas, para que no se rompan (no confundir con caderas, que esas no hay que aflojarlas hasta que se rompan).
Si llega a tu altura, apreciará que le quieras con sus defectos, no sólo por sus cualidades.
Olvida intentar cambiarlo: es una tontería cambiar algo de lo que te has enamorado. Pero no olvides que se enamoró de tí como eres, no por como te adaptas a todo lo suyo.
El hombre al que quieres, no tiene que ser perfecto, ni siquiera para ti. Carece de valor amar al perfecto. Eso es lo fácil. (Verdad, Dorothea...?)
Y sobre todo, no renuncies a ti. A tus aspiraciones, tus preferencias y disfrutes. Si te lo pide, o simplemente te deja que lo hagas...no está a la altura. Debe cuidar tus intenciones con el mismo celo que las suyas.
Conozco mujeres confundidas. Dos de ellas me duelen especialmente.
Se que a nuestra edad es difícil cambiar la conducta y las convicciones, que la forma de querer se aprende desde pequeñas, y que cada persona es un mundo y sus circunstancias. Pero si quieres a una amiga incapaz de ser feliz porque su falta de autoestima le hace dependiente del amor de algún fulano egoísta, que por lo general, no la merece...y que tropieza mil veces con la misma piedra....
Es cierto que esta simbiosis fabrica parejas perfectas: él recibe y ella, encantada de dar. El problema es que un día se canse alguno...Si se cansa ella, al menos será feliz. Si se cansa él...no lo será ninguno. Ella pierde su ídolo y él su sacerdotisa.
No voy a dar lecciones, ya me guardaría yo. Me desautorizan mis errores. Pero necesitaba quejarme, y que mi queja sirva de piropo para ella y de reproche para él.
Será que yo si siento que me quieren tanto como me quiero yo...
2 comentarios:
Puede que sea uno de los post que más me ha gustado ...
Me alegro de que tengas la culpa.
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