sábado, 14 de abril de 2012

NUEVA VOCACIÓN

        ¿Alguien sabe si Anita Obregón tiene familia? ¿Y se hablan? Pero no la quieren o ella es sorda, ¿no? ¿Nadie le da un cosqui a esta señora para que deje de desfasar?

        Yo estoy preparando una lista de cosas que encargarle a mis hijos, para cuando vaya agotando neuronas (una especie de hoja de ruta de qué hacer con mamá cuando chochee), y una de ellas es que no me dejen ser como ella, que me eviten el esperpento. Otra es que si me da por liarme con un jovencito, no me dejen casarme, ni poner nada a su nombre. Si escribo mis memorias, que me las censuren, que para eso los estoy educando según mis principios. Y si me compro un perro, no me dejen ponerle el nombre de algún difunto(pequeñas rarezas).

       Se que soy muy mala, pero estoy sopesando buscar su libro(no he dicho comprarlo, que valoro mi nómina y mis principios). Sus memorias pueden ser un compendio de psicología, teoría del anticomportamiento y literatura fantástica, y en los tiempos que corren, un poco de fantasía y absurdo esparcimiento puede ser saludable. Tanto recorte, leches...!

      Su problema es que cree rezumar fantasía, y lo que derrama es un trastorno de personalidad muy bien llevado, perfectamente integrado con el entorno y que adapta a cada contexto magistralmente. Pero la fantasía  produce arte, y ella produce...el arte de vivir de ello.

       Se niega a envejecer. Se ve que se saltó algunas clases en biología, y piensa que arruguitas y caiditas de carnes son defectos estéticos, no evolución natural.

       Yo, en cambio, he decidido que quiero envejecer. Lo  más posible. Mucho. Lo de envejecer bien va a ser mi nueva vocación.

       Quiero llegar  a viejita arrugada, canosa(eso ya lo llevo avanzado), chiquita, apuntarme con mis amigas a clases de aerobic en piscina, para aguantar el ritmo de los nietos.  Salir con mi viejito de paseo por la playa, para que nos de el sol y se nos active la circulación,  y reñir cuando no coincidan los recuerdos.

        Y quiero ser digna en el proceso. Quiero encontrar la ilusión y disfrutar de cada etapa. Ser de esas señoras  de mirada serena, que siguen siendo guapas (o resultonas como yo) porque la solera les sale a la cara. Quiero lucir arrugas en la sonrisa, de tanto usarla. Quiero ser de esas señoras que da gusto tratar, que la voz de mi experiencia resulte interesante, saber estar. No estorbar, diluirme en la foto familiar sin estridencias.

        Para empezar, me estoy encariñando con mis arruguitas. Las maltrato con cremas, e intento retrasarlas cariñosamente (no soy tan espiritual, la estética imperante hace pupa...). Las flaccideces (pocas, las cosas como son) las llevo peor, pero es que lo del ejercicio me da alergia. Lo tengo como propósito de año nuevo para el 2040.

       Y sobre todo, espero que los míos me quieran más y mejor que los allegados de Anita. Y ejerzan.

4 comentarios:

Ale dijo...

Quiero ser tu viejito !!!

Yo no soy sonsi dijo...

Algunas papeletas si que tienes....

Salva & co. dijo...

Silvia, Anita y las de su especie tiene un mal endémico alimentado por el mal pandémico de nuestra moderna sociedad del siglo XXI: la incultura orgullosa. Único tratamiento conocido: la lobotomía radical ampliada.
Lo tuyo es otro caso aparte: el caso de la persona humana que no puede evitar expresar con gusto e inteligencia sensaciones, vivencias y sentires tan íntimos como fácilmente identificables por los que los leemos. Espero que no se encuentre la cura para eso. Besitos.

Yo no soy sonsi dijo...

Salva, me estoy dando cuenta de que casi nunca te agradezco los comentarios. Son muy valiosos para mí.
Eres un encanto.
Besos.

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