TENGO HAMBRE

       Tengo hambre...de chocolate con avellanas. Pero enteras. 

Y de dulce de leche.

       De sardinas  a la hora del ángelus. De atardecer en la playa de siempre, con los pies enterrados en la arena.

       Tengo ganas de cervecita en el Salvador, y de coger a mi niño en brazos  porque le dan miedo las palomas del parque, mientras les da arvejones.

      Quiero cepillar el pelo recién lavado de mi hija. Volver a bañarme con ella y hacernos sombreros de espuma.

       Quiero cenar con los de siempre, y que me cosquillee la nariz mientras nos contamos secretos a voces. Y volver a oír los mismos chistes.

      Ganas de abrazarte porque si, porque me alegro de verte hoy también, y zamparte un beso políticamente incorrecto.

      Quiero sumergirme en una poza de agua helada al salir de la sauna contigo.

      Quiero que me duela el vientre de reír en el teatro, y contártelo, aunque lo has visto conmigo, mientras cenamos junto a la Giralda.

      Tengo que volver a pasear por ciudades que no conozco, cogida de tu mano, y descubrir un rincón que ni siquiera vale la pena, pero que será inolvidable, porque voy contigo, y me abrazaste allí.

      Quiero pasear bajo la lluvia de primavera, con mis niños de la mano, y pisar los charcos, y lamentarnos cuando salga el arcoiris. 

      Quiero  enseñarle las notas a mi padre y quedarme dormida en el sofá, con la cabeza en el regazo de mi madre.

      Tengo hambre de risas pequeñas, inocentes, de pequeñas manos calentitas bajo mi pijama, buscando el arrullo.

      Quiero que me sorprendas. Que prepares una cita para dos, con final feliz.

      Tengo gula. Gula que llama a tu piel, a tus labios. Quiero un banquete de ellos, quiero que me beses tanto, que tengas que lavarte las manos antes de cenar. Y cenar lo que imagines, y cortar queso para terminar la botella antes del postre entre sábanas.

Quiero soñar otra vez contigo, y terminar el sueño de ayer, en el que me despertó mi propio gemido por tu culpa.

      Tengo hambre, casi necesidad, de vida.