martes, 5 de junio de 2012

DOS ROMBOS. CAPÍTULO 1

           No podía creer que aquello estuviera pasando.

           Una sauna era, a priori, un lugar incómodo para el sexo. Demasiado calor y tablones....Y habían escogido el hotel por la enorme cama.
Se alegró al quedarse solos, porque podría estirarse en uno de los ardientes bancos de madera. El sopor la invitaba al sueño.

           Se tumbó boca arriba, las piernas apenas flexionadas. Él se acomodaba en el escalón inferior, sentado a sus pies y acarició su mano. Hacía apenas un rato que aquellos dedos atenazaban sus caderas, dirigiéndolas en el baile frenético con que terminaron el último asalto de aquella mañana de cama. Se le escapó la sonrisa al recordarlo.

           El paseo de los dedos por su pierna, llegó apenas a la rodilla, mientras le contaba con voz suave una historia de antaño. Le gustaba escucharlo hablar. Su voz era diferente en la cercanía, cuando  contaba cosas sólo para ella. Sensual. Solía quejarse de que no le hablaba cuando hacían el amor. Apenas gemía.
Había empezado a apostillar su relato con un masaje suave en sus muslos, que se agradecía porque retiraba el sudor. Le gustaba. En cuanto volvieran a la habitación iban a seguir seguro...

           Cuando preguntó si lo había hecho alguna vez en una sauna, pensó que estaba bromeando, pero la mano bajo sus nalgas con el pulgar presionando su entusiasmado sexo le sacaron de la duda y del sopor. No se había dado cuenta de lo excitada que estaba. La forma que él tenía de colocar aquel dedo, la presión persistente, sin movimiento alguno, sin oscilaciones, la dejaba sin voluntad.

           Medio riéndose, se estremeció cuando retiró el sujetador de su bikini, y respondió sorprendida a la invasión de su boca. Había pocas cosas que le gustasen tanto como esa mano en su entrepierna.  El deseo se le derramaba en aquellos dedos...

           Realmente, no había nadie en el spa. Estaban solos y la ventana les permitía ver el acceso con tiempo suficiente para no ser pillados. De repente, no había más calor que el de sus cuerpos. No hizo falta buscarlo a él bajo el bañador. Era fácil encontrarlo.

            Sobraban los preliminares, la temperatura ya la tenían. Sentada sería más fácil. Él estaba de rodillas un escalón por debajo, así que apenas tuvo que desplazarle el tanga para volver a bailar pegados.
Le mojó los pechos con el agua para la estufa, y los lamió, como quien encuentra un oasis en el desierto. Ella hizo lo mismo en su cuello y en su boca. Verlo tan excitado le hacía perder la cordura.

           Ahora se sentaba  él. Sonreía como un niño travieso, con la mirada febril del amante que sabe que satisfarán su deseo. Su bañador quedó mucho más cerca de los pies que del ombligo, y la sentó sobre su sexo, que parecía doblar la temperatura de la sauna. Ella abrió sus piernas, y mientras se apoyaba en su rodilla con una mano, para controlar el bamboleo (que fácil les resultaba acompasarse...), con la otra aceleraba su placer, que era sitio para prisas.
Las manos de él parecían sujetarla mientras disfrutaban de sus pezones, haciendo innecesario el sujetador.

La posibilidad de ser sorprendidos añadía morbo a la excitación habitual en ellos, así que fue fácil satisfacerse en poco tiempo. Total, ya tendrían ocasión de recrearse en mimos en la habitación.

Al terminar, su sonrisa reflejaba placer, incredulidad y una socarrona satisfacción por la travesura. Notó que la ducha de la sauna nunca había estado tan fría....

2 comentarios:

Yakarta dijo...

Un buen primer acercamiento al género erótico... Enhorabuena :)

Yo no soy sonsi dijo...

No diría yo tanto...pero gracias. La verdad es que me estoy divirtiendo con los comentarios . Aunque no los publiquen...

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