¡¡Por favor, que nos nos rescaten!! Ya me dirán que sentido tiene la frase, fuera del contexto actual. Sonaría a suicidio colectivo, no?
Pues no nos rescatan. Bueno, solo un poquito. A los bancos....a los demás no nos hace falta.
Pero éste es un comecocos de la Silvia de mañana. La de hoy, todavía no se ha enterado de lo que ha pasado estos días fuera del Puerto de Sta María. Es que me secuestraron el viernes, y, afortunadamente, no me rescataron.
Este rinconcito gaditano, tiene para mí un encanto especial. No es el más bonito, ni tiene las mejores playas (yo soy más de Huelva), ni el mejor clima. Pero las veces que he podido escaparme (homenaje lúdico gastronómico) ha sido un sitio fetiche, tanto a solas, como con amigos. Recomiendo alojarse en cualquiera de las casas palacio rehabilitadas como hotel. Las hay para todos los bolsillos, igual que la oferta culinaria.
Esta vez hemos repetido en A Poniente. Una auténtica pijotada, sólo apta para mentes y paladares sin prejuicios, con ganas de probar cosas. Si entráis en su web, lo entenderéis...pero hay que ir.

Es un sitio pequeño, apenas 20 personas de aforo, decorado sin estridencias, pero vanguardista. En la carta, cinco tapas canallas, unos doce platos, y los postres. Una carta de vinos generosa, muchos de la tierra.
Nos decidimos por probar las canallas, y tres platos que eligiera el jefe de sala, que nos hacía el maridaje. Y a disfrutar.
Sería eterno describir cada plato. No recordaría los detalles y quitaría mérito al personal, que los presenta con soberana exquisitez.

Si te dejas llevar por los sabores y por la presentación de los platos, lo que experimentas, aparte de sabores exquisitos y texturas asombrosas, es admiración por la capacidad del cerebro humano y el trabajo de chinos de este hombre. Platos dignos de la paciencia de un aficionado a montar maquetas.

El resto de la escapada, es de acceso restringido. Por ahora...
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