martes, 26 de junio de 2012

TRES BESOS

          Pocos gestos duelen tanto como un beso sin alma.

          Dos besos cordiales al saludarla. Un casi abrazo y un beso en la frente, más tarde, cuando las miradas de los demás no amenazaban su secreto. 

          Tres besos que fueron suficientes para quebrar los retazos de ilusión que le restaban.

          Hace meses que dió por perdida la relación. Sin  discusión, sin hablar, sin cita...Solo abandono.

          Aquellos tres besos carentes de vida, eran restos de cariño y una declaración de intenciones. Lástima que dichas intenciones fueran, precisamente, carecer de ellas.

          Decidió aferrarse a esos tres besos, cual pica con estandarte, y defenderse con ellos en su guerra particular. El desamor contra ella.

         Saldría herida, sin duda, pero su bálsamo serían los otros besos, los que una vez fueron. Los momentos en que se miró en sus ojos, y creyó lo que veía. 

         Nunca supo si dejó de quererla, o de desearla, o ambas cosas. Ni si fue culpa del daño que el tiempo hizo en sus cueros, o la diferencia entre la mujer soñada y la que era, resultó ser...demasiada.

         Se replegaría. Se guardaría sus ganas y su decepción. Quizás algún día, el desamor capitularía, y pudiesen volver a  celebrar sus existencias, su coincidencia en tiempo y espacio.

         Quizás algún día, la coincidencia se hiciera oportuna, para quemar el dichoso estandarte...

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