viernes, 19 de octubre de 2012

ELLOS TAMBIEN TIENEN TETAS

               Hoy se celebra el Día de la Lucha contra el Cáncer  de Mama, enfermedad maldita para mi familia.

               Cualquier iniciativa que promueva la prevención y la toma de conciencia acerca del diagnostico precoz, me parece plausible. Cierto es que algunas campañas son ñoñas y sensibleras, y otras lo invaden todo de rosa, pero no olvidemos que sirven. Que salvan vidas, porque, para detectarlo a tiempo, hay que pensar en él. Y tenemos muy poca memoria y demasiadas cosas en la cabeza.

               Una de estas iniciativas, me ha hecho reflexionar hoy. Se trata de una cadena de mensajes, consistente en unas claves que interpretar  y colocar en nuestro muro del facebook, a modo de secreto, que sólo entiende quien  está en la cadena. Hasta ahí, todo bien. Una forma simpática de recordarte el tema. 

              Lo que me llamó la atención, fue una coletilla, que excluía a los hombres de la cadena de mensajes.

               No lo entiendo, cuando la naturaleza no los excluye del riesgo. Y cuando son un aliado para nosotras en la detección. Les encantan nuestras mamas y cuidar de ellas.

               El caso es que me gustaría poner mi granito de arena desde aquí, señalando el error de suponer que el cáncer de mama es una enfermedad femenina. Señoras y señores, los hombres también tienen tetas.  

               Su riesgo de padecer cáncer de útero o de ovarios, es similar a nuestro problema con la próstata, pero del de mama, no se libran.

              Es cierto que su riesgo es inferior, menos del 1% del total de casos. Lógico, cuando para que ocurra debe haber tejido mamario susceptible de enfermar, y estrógenos, (es bastante más complicado, pero no viene al caso profundizar). Los hombres tienen poca cantidad de las dos cosas, razón que justifica la menor incidencia. Pero ese casi 1% tiene nombre y apellidos, y puede ser un hombre al que quieras. 


            Los factores de riesgo, clasificaciones y opciones de tratamiento son similares, con diferencias mínimas. Generalmente  se detecta sobre los 60-70 años, en hombres expuestos a radiación, con antecedentes familiares directos (madre, hermanas...), sobre todo si sus parientes tienen alterado el gen BRCA2. También aumenta el riesgo en enfermedades relacionadas con elevación de estrógenos, como la cirrosis y la obesidad, o en alteraciones genéticas como el Sd. de Klinefelter.
            
          El pronóstico y posibilidades de curación son iguales que en el femenino, si se detecta en el mismo estadio. Y ese es su talón de Aquiles. Generalmente se diagnostica tarde, y la única razón para este retraso, es que no lo sospechamos. Ni los pacientes, ni los médicos. Además, la menor proporción de tejido graso y conjuntivo de la mama del varón, facilita la diseminación hacia ganglios y torrente sanguíneo: metástasis.
             

         También quiero llamar la atención sobre las dificultades que un hombre tiene para encarar este problema. Es duro afrontar un cáncer. Pero cuando todo el sistema para combatirlo está enfocado y pensado para que lo usen mujeres, debe ser intimidante. Salvando las distancias, imaginemos que quieres hacer pis, y sólo hay urinarios de pared. O que te invitan a una copa y te llevan a un club de streptease (para hombres, se entiende).

          Tan asumida tenemos la feminidad de la enfermedad, que ni los profesionales tenemos la sensibilidad necesaria para afrontarlo.  En los pocos años que llevo ejerciendo, he conocido decenas de mujeres , pero sólo un  hombre con cáncer de mama. Tenia cuarenta y tantos, y recuerdo que, a toda su pesadilla, se añadía el estigma de ser único entre sus compañeras. Cuando acudía a sus sesiones de quimioterapia, controles, etc, tanto el personal como las pacientes pensaban, automáticamente, que era el acompañante de alguna de ellas. Se quejaba de las miradas que le escudriñaban, a ver dónde estaba su fallo, su motivo, su lado femenino donde alojar el cáncer. Tan banal como tener que compartir aseo con las mujeres durante las sesiones de radioterapia. Tan absurdo como que la farmacéutica le preguntaba por su mujer, cuando compraba la medicación. Tan equivocado como los diagnósticos previos a la sospecha del cáncer, cuando acudió a su médico diciendo que tenía un bulto.

          Obviamente, mi más entregado apoyo a todas las enfermas. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de llamar la atención, hacer discriminación positiva  sobre los enfermOs de cáncer de mama. Si de paso  consigo que alguno de vosotros explore periódicamente sus mamas, con el mismo entusiasmo que las de vuestras chicas, igual conseguimos evitar un disgusto. 

          Tocaos, miraos, cuidaos. 

          En esta guerra, hay soldados y soldadas...








 



No hay comentarios:

Publicar un comentario