Puesto que luego, con edad razonable para decidir opción religiosa, me desconfirmé (oficialmente es casi imposible, soy desconfirmada de hecho), parece lógico que discrepemos en multitud de opiniones, pero tengo que reconocer que, si estuviera de acuerdo con él, daría gusto escucharlo. Luce una erudición y una forma de expresarse loables.
Todo esto viene a cuento porque esta mañana le escuché en una entrevista, y una de sus respuestas me ha tranquilizado mucho. Resulta que el alma es intransferible (lo ha dicho él, no yo, y él sabe...)así que puedo donar mis órganos (dentro de al menos 50 años, espero), sin miedo a que mis pecados y mis pulsiones censurables contaminen almas, en potencia celestiales. Por no hablar de que yo necesitara un trasplante, y me transfirieran el alma de un deportista, un mojigato, o un votante del PP, en cuyos casos, el riesgo de rechazo es del 100%....

Ironías malvadas aparte, y, defendiendo de antemano que una periodista con la formación y experiencia que Mariló Montero atesora, exponga sus ideas y dudas existenciales en público, no me explico su reflexión televisiva del otro día.

Por suerte, tenemos el mejor sistema de Trasplantes del mundo, y funciona extremando la confidencialidad de los datos de donante y receptor, con lo cual, el conflicto moral, difícilmente se daría. Y como explicó su director, la validez de un órgano no viene dada por la conducta del donante. Por cierto, ya que somos primeros en algo, serlo en este aspecto es para sentirse orgulloso, y no le damos tanto bombo como a La Roja...
Puedo asegurar y aseguro, que si mi vida depende de aceptar un corazón, me dará igual de quien venga (preferentemente humano, eso si...), incluso siendo de Rajoy o de Fidel Castro. (Ea, ya me los he cargao, de paso...).

Pienso yo, sin trasplante de cerebro....
No hay comentarios:
Publicar un comentario