jueves, 4 de octubre de 2012

MI REFUGIO

          En los tiempos que corren, hay que tenerlos bien puestos para repartir sonrisas sin fingirlas. Hay que contar con una mezcla difícil: un medio de vida aceptable, ver el vaso medio lleno y personas cerca que te ilusionen. Y salud.

         Aún así, es complicado, porque nos movemos en un escenario en el que la felicidad, el optimismo y la diversión, son políticamente incorrectas. Porque miras alrededor, y te chirría el ánimo, propio y ajeno.

         Es como ser el tuerto en el mundo de los ciegos.

         Yo, generalmente, sonrío. Pero a veces me falta algún ingrediente de la mezcla. Y entonces te sientes pequeña, frágil y te asustas. Y el miedo engendra enfados y despropósitos, que se diluyen entre la multitud, sumida en sentimientos consonantes.

         En esos momentos, hay que refugiarse. Hay que tener un bunker, un escondite secreto, donde sentir que nada pasa, que nada importa, que todo es mentira.

        Tú eres mi  refugio, mi cobijo, mi pozo de serenidad. La voz que me despierta de los malos sueños, pintando la sonrisa delatora en mi cara, para comerme el mundo si hiciera falta.

        Espero que no te rompas, que no te hundas, ni te anegues. Que sigas siendo el sitio confortable donde confío volver.

        Cada vez que necesites  uno así, mis brazos están aquí. Voy calentando la lumbre por si tienes frío.





























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