jueves, 19 de enero de 2012

EL DÍA POR DELANTE.

       Hoy el día empieza tarde. Son más de las nueve y no he decidido qué hacer con él. Los niños  están en el cole, ya me han regalado sus despertares, pero sus obligaciones me dejan con su eco, nada más.

        Estoy sola, con el día egoísta por delante, con la lista de apetitosos asuntos pendientes, y sin hambre para arrancar.

       Durante meses pedí un trozo de agenda vacía para hacer las cosas que me urgen solo a mi. Pues cuidado con lo que deseas, que igual se cumple....

       Y aquí me tengo, sentada junto al ventanal gigante, dejándome querer por el solecito mañanero, con un café para resucitarme (maldito invierno interminable), mientras decido qué hacer con el jazmín transgresor de mi vecino.

       El teléfono al lado, por si alguien decide mi vida.

        Se está bien en este proyecto de casa. Faltan muebles, luces, fotos, música... Falta vestirla, ponerla guapa. Pero tiene lo importante. Tiene calorcito, voces, risas de niños, besos, un sofá viejo que cruje, luz de patio, mucha, pajaros...

      De a poquito, le vamos ganando cachitos de intimidad, la vamos haciendo nuestra. Se va impregnando de Nos, y se colorea con nuestros tonos. Nos adopta.

      Es bonito esto de inventar de nuevo una casa, que ya no es de dos, como la primera. Dice mucho de cómo somos y cómo nos ven los demas al opinar sobre ella.

       Hoy pienso dedicarle el día, a ver si me levanta este puñetero ánimo invernal que sólo me pide engurruñamiento.

      Lo único que me apetece es una taza de té, en una tumbona de la sauna de un hotel de mi playa, en silencio, contemplando el mar tras la cristalera, sintiendo el calor, silencio, calma...Y de cuando en cuando, tender la mano a los besos de la hamaca de al lado, y seguir viviendo, para cuando llegue un mal día, no arrepentirse de haber dejado cosas por hacer.

      Por cierto, ¿he dicho que odio el invierno?...

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