sábado, 5 de mayo de 2012

DIA DE LA MADRE

        Otro de los Días de...

        Normalmente hay  gente a favor y en contra de estos días, pero con el de la madre, no suele haber conflicto. Casi todos llamamos a la nuestra para, al menos, mandarle un beso. Como mañana no podré escribir, me adelanto.

       Mi madre, por supuesto, es la mejor del mundo. 

       Se conserva genial, detalle que espero heredar, y a sus sesenta y muchos, mantiene un tipo en bañador que ya quisieran algunas de cuarenta y tantos. Fue mujer de bandera de su época: morena, guapa, alta, con tipazo de los de curvas y unas piernas preciosas, que la costumbre no le dejó lucir demasiado. Se mantiene sospechosamente en forma. No es normal lo que anda esta mujer. Y si salimos al campo,una de sus pasiones,  no intentes seguirle el ritmo. Sube y baja cerros como quien pasea por Sierpes.

         Es una madre de las de antes, de las que vivió una época en que serlo, era la realización personal forzosa de cada mujer, abandonando para ello cualquier otra ambición o curiosidad. Aunque ella  venía con vocación maternal de serie. Una de aquellas mamás de los 80, de barrio obrero, que se las apañaba para llevar su casa estirando la nómina de papá, y que no nos faltase de nada a los tres enanos. Doy fe de que lo conseguía. No hubo nunca lujos en casa, pero no eché en falta nada importante. Con 21 años me regaló en Reyes la Nenuca que le pedí  tantas veces, y no me pudo comprar antes.

         Cantaba nanas,  hacía bizcochos, nos dejaba poner patas arriba las habitaciones cuando no se podía salir, o venían los primos. Nos llamaba por la terraza para que subiéramos de jugar. Un cate en el culo ("que pica pero no hace daño...") cuando la desesperábamos.  Huevos con patatas  para la niña (yo) cuando había arroz, que no me gustaba ( ahora me encanta...). Nos hacía vestidos, incluso trajes de flamenca. Nos mimaba cuando enfermábamos, ponía inyecciones, y nos preparaba zumo de naranja caliente con miel y tortillita de sesada, que según las modas de la época eran lo mejor para los niños.

          Besos, muchos besos, siempre y a todas horas. Por todo y por nada. Si podía ser con achuchón, mejor.

         Aguantó las adolescencias y los desmanes de los veintipocos. No se dormía hasta que los tres volvíamos a casa, pasando a darle el correspondiente beso de buenas noches. Y yo me fui de casa  a los 29...

        Respetó nuestra intimidad, y aunque hubo temas de los que no quiso hablar, lo hubiera hecho si hubiera sido preciso. Esa puerta estaba abierta. Pero hay "cosas que las madres no tienen por que saber".

         Me inculcó el respeto a los demás, me enseñó a querer a los mayores y a los niños. Y a los libros. Me  hizo consciente de lo que valgo, de que tenía que trabajar para ganarme el pan y que no debía depender nunca de nadie, ni tener miedo a estar sola.

        Ahora es una abuela genial. No le hemos dejado criar a los nietos, para que los disfrute. Y vaya si lo hace. Se le cambia la cara cuando tiene en  casa a sus cuatro enanos.  Los deja campar a sus anchas, saltando en los sofás que nos tenía vetados a los hijos, y sacando energía de donde no la hay para atender a los caprichos de todos y cada uno. No le molestan llantos, gritos, ni desórdenes.

        Habla con sus tres hijos a diario, por saber que día llevamos, y no puede evitar preocuparse por lo que tiene importancia y por lo que no. Respeta nuestras decisiones, dejando caer su opinión, por si acaso, si hace falta varias veces...  Ha conseguido el cariño de sus dos yernos, que no es poco.


        Yo, por desgracia, no me parezco mucho a ella. Pero la reconozco en mí cuando me sale la vena madraza, recuerdo sus abrazos cuando regalo los míos, y me sigue encantando que me llame cuando menos tiempo tengo para atenderla, y contarle mis cosas, y que adivine mis preocupaciones antes de que se las confiese...

      Es imposible describir en unos renglones lo que significa una persona a la que adoras, que tiene gran culpa de que sea lo que eres y cómo lo eres. Una de esas personas a las que te da pánico perder. Y a la que se lo dices muy poco.

     Tener una madre así es un buen punto de partida para ser feliz. Mi lamento por todo aquel que no lo disfrute.


       Así que desde aquí, Felicidades, Mamá.!! En cuanto pueda te doy el beso que te debo.

       Y Felicidades a mis hermanos, por compartirla conmigo.


     

2 comentarios:

ALI dijo...

Enhorabuena por tener una madre asi, parece que has descrito a la mia...

Yo no soy sonsi dijo...

Es que se parecen...

Publicar un comentario