Quiero convertir tu mal día en uno con final feliz. Regalarte besos paliativos, que purguen tus malos humores y revuelvan tus sueños.
Pasear cada playa de tu anatomía, descansar en tus recovecos, provocar rubores y vasodilataciones...
Hoy te dejaría abrazarme por la espalda y contarme tus dificultades para salvar el mundo, arrinconados en el sofá, compartiendo un helado.
Sentir que ese trocito de tiempo y espacio beneficia tus endorfinas como las mías.
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