miércoles, 2 de mayo de 2012

LA DISTANCIA

         Cuan tierno fue el abrazo, el beso en la nuca al estrecharla contra sí.

         Después de meses eternos, de miles de kilómetros entre ellos, de amarse sin tenerse cerca, volvían a estar solos, piel con piel, con hambre de amor atrasado.

         La luz en penumbra, se acercaron entre risas nerviosas. Lo habían hecho mil veces, pero la distancia les había devuelto la emoción de la novedad. Un beso dulce, aún vestidos. Las manos de él sujetaban su cabeza con veneración, mientras ella le desabrochaba la camisa. 

        Se devolvían el sabor de sus bocas, tantas noches añorado, mientras se desnudaban, llevándoles el abrazo hasta la horizontal, donde empezó la sinfonía de caricias,  el baile de caderas, los gemidos...

        De repente volvían a ser ellos, reconociendo cada hueco y sabiendo donde y cuanto tocar. Habían recuperado su beso, aquel que solo se daban ellos, y que ni el tiempo, ni la distancia, ni las otras bocas, borrarían de sus labios.

        Solo el cansancio les hizo parar. Se quedó dormida mirando la sonrisa satisfecha de sus ojos, a un palmo de su cara en la almohada....

         Cuando despertó, no podía creerlo. Morfeo la había manipulado, había adelantado dos semanas su reloj. La realidad volvía a ponerle catorce días más al calendario de su espera. Otra vez un no. Otra vez espera...

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