Hoy cumple un añazo en hijo de un amigo. Es un niño rechonho y risueño, con el encanto natural que da el mestizaje. Su padrino diría..."¡Y bético, ole!!"
Su papá, con raíces allende los mares y sevillanas, que presume de hispalense, se enamoró de M., colombiana de piel morena, curvas sudamericanas y mirada dulce. No es mala mezcla, no?....
Es uno de los niños de estas nuevas generaciones originadas por la inmigración, que representan la esperanza de que nos invada la cordura. Rechazamos lo distinto, sobre todo en malos tiempos, y vemos como amenaza lo que venga de fuera. Sin embargo, estos niños significan lo contrario. Su propia existencia, implica apertura de mentes , tolerancia y sensatez. En sus padres, obviamente, y en todos los que les rodeamos.
La inmigración, igual que la emigración, implica tristeza, porque aparta a personas de sus familias y sus raíces, pero ya que es inevitable, hagámoslo un mal menor, quedándonos con sus frutos, con las familias que originan, con los beneficios de las mezclas.
Hoy celebraremos su existencia y la de su futuro hermano. Y yo me alegro de compartirlo con sus padres.
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